Si queremos estar en paz y armonía con nosotros mismos y con la gente de la calle, necesitamos tener una escala de valores. Va a ser nuestra guía para sentirnos bien y sin cargo de conciencia. Es el mapa de lo que para vos está bien y debes respetar. Como para no perdernos en «este mundo cruel».
Hay que trabajar en eso. Conocer cuales son nuestros valores y clarificarlos «de tanto en tanto» es esencial. Si los sentimos con el corazón y actuamos en concordancia, evitaremos el estrés o el malestar. Y sabemos que estamos haciendo y diciendo. Es mas de lo que pueden decir muchos… Caso contrario nos sentimos en falta. Y para poder dormir tranquilo necesitaremos «pegarle un batazo a la conciencia» con alcohol, drogas, comida, u otras adicciones nefastas como los ansiolíticos. Y otros tranquilizantes que nos mienten la salud y nos enferma el corazón y la cabeza.
Para tolerar frustraciones, resistir adversidades, o no ceder a los planes de otros… necesitamos tener nuestros propios planes, ¿no es cierto? Y hay que pararse sobre la base de nuestros valores. Sería como tus «Diez Mandamientos», o algo muy similar. Una vez que establecemos nuestros valores y propósitos en la vida, vamos a saber que tareas son urgente, importantes o cuales pueden esperar. Cuales están bien y cuales mal. Es importante hacer una lista (papel y birome en mano)
Nuestros valores son fuentes de motivaciones y de necesidades. Y eso, con el tiempo, se transforma en nuestra conducta. Tenes que hacer cosas por decisión y deseo. No solo porque te manden. Emanuel Ginobili (el mejor jugador de baloncesto de la historia argentina) conto que de chico escuchaba las historias y aventuras de sus amigos en Bahía Blanca, cuando salían a bailar, a pescar o de camping. Se divertían mucho y él no iba porque tenía que concentrar. Porque estaba convencido de lo que quería. Se atuvo a su propósito. Era jugar al básquet en el más alto nivel. Y para eso tenía que entrenar, alimentarse y descansar apropiadamente para lograr ese sueño. Vivió en concordancia con sus valores…
Ejemplos de Valores: honestidad, sacrificio, independencia, desarrollo personal, salud, amor, etc… vos los elegís y le tenes que poner un orden de importancia. Y valorar tus valores.
Uno tiene que tratar de hacer lo que le gusta, apasiona, necesita o de ultima considera importante. «Dispárale» a la amabilidad toxica. Cansado de vagos. ¿Cuantos años vas a hacer los mismos «chistes de geriátricos»? ¿Cuántas veces vas a desarrollar las mismas «teorías sobre los petizos»? ¿Pensas contar por vigésima novena vez aquella anécdota del carnaval, que ya ni se ajusta a la realidad de tantas deformaciones que le hiciste?
Yo fumaba en los baños de las cocinas gastronómicas cuando era cocinero, y escuchaba esto (de mi y de mis compadres): «anoche la rompi, me chupe así, me encame con esa allá, después me drogue en tal lado, me vio la mama de fulanita y la saludé. Y le parti la cabeza al cornudo del dorima». Ya me sangraban los oídos tras quince años escuchando lo mismo. Era el momento de escapar…
Tenes que escribir tus valores claros y hacerlos concientes. Bien definidos. Sino sos coherente con ellos entras en corto circuito. Te frustras mal. Y queres invitar (con todo respeto) a pelear al primero que se te haga el «taita». Y eso no es una opción. A menos que la violencia sea uno de tus valores con mayor valor. Mal lo tuyo. Es obvio que van a querer que hagas algo que no te gusta o por trabajo. Trata, si encontras el recurso, de que te apasione. Ama tu oficio. Valoralo. Encontrarle su importancia. Si no la encontras o no la sentís, presentale la renuncia o te va a agarrar un infarto de miocardio.
Hay que adecuar, como sea posible, las conductas, los proyectos y las actividades diarias a esos valores. Si queres ser un periodista prestigioso, por ejemplo, no tenes que hacer la vista gorda a la mentira, la pobreza, los robos. Tenes que leer, investigar y cultivarte. Sino sos una herramienta más del Poder. Y vas a mentirle a todo el mundo menos a vos. A tu conciencia que enciende las alarmas…
Para nuestro futuro lo mismo. Tratemos de proyectar en consecuencia con los valores. Todo plan y proyecto tiene que ir paralelo al valor que escribimos en ese papel. Y también realista. Viable. Si lo haces muy grande será un sueño inalcanzable. Y puede llegar a ser una fuente de estrés y decepción. Su frustración (como dicen los gurises). Hacelo alcanzable, que te obligue a una leve tensión nomás. Pone la valla ahí nomas. Que provoque solo un sacrificio sostenible en el tiempo. Y que al lograrlo te sientas «como un campeón del mundo». El más grande de todos los tiempos, por la lejana y querida San Antonio de Padua de la Concordia…
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