Santos Benigno Laciar nació en Huinca Renanco, Córdoba, un 31 de enero de 1959. Vivió con sus padres de la huerta y del ganado. Su infancia transcurrió sin incidentes ni violencia infantil. La abuela le puso “Falucho”, como aquel soldado negro que perteneció al ejercito del general San Martin, y que defendiera al pueblo argentino acá en la patria y en el extranjero. Laciar, como el soldado “Falucho”, es descendiente de la casi desaparecida comunidad afro argentina. Y ha sido un “Soldado del Ring” en nuestro país. Y un “General” en el exterior. El más sacrificado de todos, pero por lejos…
Tiene sesenta y un años y se retiró nada menos que con 101 peleas profesionales en su haber y un récord oficial de 79-10, 32 KO. Fue dos veces campeón mundial Mosca y una Super Mosca. El es el mejor boxeador argentino de la década del 80. Ganó el Olimpia de Oro tres veces en forma consecutiva. Y, para muchos especialistas del deporte más violento y apasionante del mundo, es “El 5° Grande” de nuestra rica e ilustre historia.
Un día la revista El Grafico titulo: “Falucho, nunca te olvides de ponerte el Overol”. Su promotor Héctor “Tito” Lectoure dijo: “Laciar fue un “Campeon de Overol”. Es que se ponía el histórico sobretodo que se usaba en la clase obrera. Laciar era de martillar, serruchar, taladrar y quebrar. ¡Y así era como lograba destruir las voluntades rivales!
“Falucho” debuta como aficionado a los trece años. Tiene más de ochenta peleas y solo dos perdidas. Un empate con el futuro campeón Super Gallo de la A.M.B. Sergio Víctor Palma. Debuta en el campo rentado el 3 de diciembre de 1976 ganándole por KO a Carlos Maliene con solo 17 años. Y arranca un viaje inolvidable e ininterrumpido hacia lo más alto del planeta boxeo. “Falucho” fue el primer cordobés campeón mundial. Y el más joven, con solo veintidós años, de la historia de nuestro país. Fue Rey Mosca y Super Mosca. Se cuidaba y se entrenaba como un espartano.
Peleaba mas de una vez por mes. Ganaba la mayoría, pero también empataba y perdía. Jamás en su carrera de boxeador fue noqueado ni mareado. A Laciar no había como “desconcertarle” su interminable energía. Le gana a Ibiris y a Gerez (muy fuertes y dificilísimos según él), supera a Ramon Soria, vence a Raúl Pérez, pierde con el futuro campeón mundial Super Mosca Gustavo Ballas. No tenía fantasías ni genialidades. En su arsenal tenia una descarga de energía de alta frecuencia. Su ataque era amenazante y continuo. Fue un tipo que no te daba respiro ni descanso. “Un perno”, como dicen allá en su provincia.
En la década del 80 empieza a “cargarse” gente. Con su boxeo intenso y de mucho laburo. Pim, pum, pam. Laciar gana el titulo argentino Mosca frente a Miguel Ángel Lazarte por puntos un 27 de febrero de 1980. Ese mismo año, el 22 de noviembre, le gana el Sudamericano al chileno Jaime Miranda en Carlos Paz. Es un caso curioso: de visitante y en atmosferas sumamente hostiles tuvo sus mejores actuaciones. “Toro en su rodeo y torazo en rodeo ajeno”.
Pierde en Inglaterra contra el futuro campeón mundial e invicto Charly Magri, pero dejando una muy buena imagen. Esa pelea lo mantiene entre los mejores Moscas del mundo. Santos Benigno Laciar se consagra campeón mundial Mosca un 28 de marzo de 1981 con solo 22 pirulos, nada menos que en Johannesburgo, Sudáfrica. Ganándole por KOT 7 a Peter Mathebula. Fue de punto, “regalado como perejil de feria”, y se comieron un “ronga”. Batacazo en el ultimo bastión de la Sudáfrica negra, rebelde y combativa. De aquellos años de dominación de la raza blanca. Que se «destacaba» por ser colonizadora y esclavista… Santos Laciar se hizo del mismo cinturón que lucieron Pascual Pérez y Horacio Accavallo. Laciar campeón del mundo gritaban las tapas de todos los diarios del país. Con Monzón y Loche retirados, Galindez fallecido, nacía un nuevo héroe nacional…
“Falucho” pierde el titulo mundial en el Luna Park un 6 de mayo de 1981 frente al panameño Luis Ibarra. Lo recupero ganándole al mexicano Juanito Herrera por KOT nada menos que en México. Luego le gana por puntos en Italia la revancha. Ganaba por temple, temperamento y una alta frecuencia de ataque. Luego defiende el titulo frente a Ramon “El Sordito” Nery, quien venía invicto y ganando todas por la “via del sueño”. Bueno… se le terminó la carrera de elite. “Falucho” le ganó por KOT y el dominicano nunca más volvió a ser ni su sombra.
Laciar fue uno de los campeones más solidos de nuestra historia. Viaja y le gana a Betulio Gonzales allá en Venezuela. Conserva su reinado en Dinamarca ganándole por KO al invicto Steve Muchoki. Afuera hacía un “descalabro” y dejaba sin efecto la ley del local y visitante, que siempre existió en el boxeo. Porque ganaba con total autoridad. Se encendía fuera de las fronteras, “el demonio lo poseía y lo habitaba” hasta terminar con sus victimas. Y eso que era, y aún hoy lo es, un “pan de dios” como persona…
Laciar te hería con izquierda voleada, ascendente entrando en la corta distancia, derechazos en gancho, siempre hamacándose y descargando con saña. “Falucho” debilitaba por acumulación, por apilación de trabajo. No paraba. Defendió la gloria y el honor de nuestro boxeo en Japón frente a Shuichi Hozumi, en Corea con Hi Sup Shin. El morocho ganaba como se tiene que ganar de visitante: “poniendo los huevos sobre la mesa”. Si había que volverse con la cabeza de los rivales en una caja para que “le den” las pelea, ni un problema. Eso hacia Falucho en aquellas epopeyas que hoy, tras tantos años transcurridos, parecen relatos fantásticos.
Le gustaba tirar con enjundia, sin descanso ni interrupción. No se ahogaba ni especulaba. Concentrado y a laburar. Caminaba “la milla extra”. Defendió nueve veces el titulo mundial Mosca A.M.B. Lo dejó vacante para probar suerte en Super Mosca. Era seguro, decidido y convencido de lo que quería. Empata en Córdoba con el gran pegador mexicano Gilberto Román por el mundial Super Mosca del Consejo. El 16 de mayo de 1987 se consagra campeón mundial Super Mosca ganándole la revancha en Paris por KOT, y es triple campeón mundial en dos divisiones diferentes. Confianza en si mismo, elevada tolerancia al sufrimiento, y unas ganas de asumir los riesgos más grandes que le sean posibles…
Luego pierde por puntos con el colombiano Jose “Baby Sugar” Rojas en Miami, y también con Gilberto Román en el legendario Fórum de Los Ángeles. El 21 de diciembre de 1990 cae por puntos frente al invicto Hugo Soto y se retira del boxeo profesional. Hoy esta activo, feliz, la cabeza le funciona a pleno. Siente, piensa y habla de forma excelente. Se mantiene humilde y honesto. “Falucho” es un abuelo feliz, que enseña boxeo, que apoya la actividad. Contó que solo juega al futbol con sus amigos y que de tanto en tanto sale a correr. Más que seguro que sigue haciendo actividad física con esa “energía de alta frecuencia y sin interruptor”.
No es bueno ni útil acordarse siempre de los fracasos y de los tropiezos de nosotros los argentinos. Tenemos que acordarnos de nuestros grandes aciertos también, de nuestras grandes proezas. Y evocar a los muy buenos ejemplos, a los que dejaron un legado positivo. Porque sirven de referencia como “fuente de aprendizaje” para todos. Las proezas de este petizo negro y cordobés son dignas de prestar mucha atención. Y a toda su obra completa. “Falucho” merece ser recordado y eternamente celebrado… Para que se estimulen y se motiven nuestros futuros campeones del boxeo. Y de la vida misma también…
LA LEY DEL BOXEO (MARTES 20 HS MATRIX 94.9).