A mi amigo Walter Báez con mucho afecto…
Los árbitros, arbitrarios por definición, siempre “se cansaron” de echar gente en las canchas de futbol. Con la “amarilla” y con la “roja” sembraron “el pánico y el terror” de todos los protagonistas del deporte más popular de todos. Los árbitros echaron siempre, en los 100 años del futbol argentino, a jugadores, técnicos, médicos, profesores, simpatizantes, hinchas, barrabravas, aguateros, policías, bomberos, etc… No les temblaba nunca el pulso “a ustedes gurises”, a la hora de mandar gente a “las duchas”.
Pero un dia todo cambio y fue al revés. ¡Echaron al arbitro del partido! El 2 de junio de 1939 jugaba Boca de local en cancha de Ferrocarril Oeste contra Racing. Cuenta la leyenda que explotaba de hinchas de la Boca y de Racing. No entraba ni “un alfiler” en Caballito, y comenzaron a pegarse mal. Se metían “patadas de pagina policial” y nada. El arbitro Juan Jose «Siga Siga» Álvarez dejaba seguir “las acciones” nomás.
Encima en un momento dado no le cobra un “supuesto” penal a Boca, por una mano del defensor de Racing Jose Salomón. Y en el segundo tiempo expulso al delantero Xeneize González y al volante Académico Avalle, quienes se estaban agarrando a patadas desde el inicio. Pero ya la multitud pedía la cabeza del arbitro Juan Jose Álvarez en una “bandeja de plata”. Para ser comida por «el tablón».
Cuando hace el gol Boca, por intermedio de su centro delantero Jose Litherman, se desata la “hecatombe total”. Diluviaron botellas, pilas y cascotazos de la gloriosa “Guardia Imperial”. El referí J.J. Álvarez paro las acciones unos minutos, y se anduvo haciendo “el polenta” por todo el campo de juego.
Cuando reanuda el partido, un proyectil hizo blanco en la cabeza de uno de sus jueces de línea. Ahí se metieron las fuerzas de seguridad para “calmar los ánimos” caldeados de una tarde loca de futbol. El partido no daba para más porque se estaban complicando demasiado las cosas, aunque ya se hubieran habido jugado 87 minutos y solo faltaran tres del tiempo reglamentario.
Como la policía no podía calmar a los “energúmenos” que estaban «sacados», el comisario Alberto Patetta le pidió encarecidamente a arbitro J.J. Álvarez que de por finalizado el partido. El arbitro no quiso. Patetta insistió: “suspéndelo o te echo”. Álvarez le contesto re mal, respondió que el único que podía parar el partido era él, quien manejaba todo y que no era necesario tomar esa medida de suspender así porque si. Ahí el comisario le mando dos agentes para que se lo lleven expulsado al Arbitro de muy mala manera, y obligado a abandonar el terreno de juego ante la incredulidad de los aficionados. !Para que te traje! ¡El Dia que Echaron un Arbitro!
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