El 17 de este mes, poco tiempo antes de que empezaran a llegar en forma masiva los atletas a la Ciudad de la Luz, la alcaldesa parisina Anne Hidalgo nadó en el Sena, cumpliendo su promesa de intentar convencer a los escépticos de que las aguas estarían limpias para albergar las pruebas olímpicas. Con antiparras, traje de neoprene y el pelo recogido, se trató de un baño simbólico, que coqueteó con una puesta en escena política. Desde 2015, los organizadores de París 2024 invirtieron 1400 millones de euros para preparar el Sena y garantizar que los parisinos tuvieran un río más limpio en los próximos años.
Nadar en el Sena es algo que oficialmente está prohibido desde hace más de un siglo: desde 1923; aunque muchos ciudadanos se saltaron la regla, como demuestran las fotografías en blanco y negro, durante alguna ola de calor en los 40. Limpiar las aguas fue una promesa recurrente entre los políticos franceses. El expresidente Jacques Chirac, por ejemplo, hizo una promesa similar en 1988, cuando era alcalde de la capital, pero nunca llegó a cumplirla. Su “zambullida” nunca pudo concretarse.
La ciudad de París construyó un enorme tanque de almacenamiento capaz de contener 46.000 metros cúbicos de aguas residuales antes de que fluyan por un túnel hasta una planta de tratamiento. Recién cuando el agua cumple los criterios sanitarios exigidos, se vierte en el Sena, que el viernes pasado fue el escenario de una ceremonia de inauguración inédita, con los atletas recorriendo el río en embarcaciones. Incluso, las autoridades municipales anunciaron planes para abrir al público tres zonas de baño en junio del año que viene.
Claro que las lluvias de la semana pasada perturbaron los planes inmediatos, los olímpicos, ya que el agua no tratada (mezcla de aguas pluviales y usadas) desemboca en el río, lo que hace aumentar el nivel de contaminación bacteriológica; no se precisaron las tasas de bacterias fecales E.Coli y enterococos, que deben estar por debajo de un umbral prefijado por motivos sanitarios. Las autoridades confían en que la mejora de las condiciones actuales en París, con un cielo despejado y altas temperaturas, mejorará la calidad del agua prontamente.
Después del desfile de la ceremonia inaugural, en el Sena están previstas las pruebas de triatlón (este martes y miércoles, y el 5 de agosto), de natación en aguas abiertas (8 y 9 de agosto) y paratriatlón (1 y 2 de septiembre). Si el río, finalmente, no se considera apto, será un golpe al mentón para los que soñaron con una prueba en el corazón del río que serpentea la ciudad. De todos modos, los organizadores tienen planes de contingencia: la actividad se pasaría a estadio náutico de Vaires-Sur-Marn, a unos 40 kilómetros de la Villa Olímpica, donde se realizarán las pruebas de remo y piragüismo. Es evidente que para que ello pase el nivel de contaminación deberá ser muy alto. Hasta último momento se buscará la imagen histórica de los atletas compitiendo en el Sena.