Roberto Alfredo «El Mariscal» Perfumo nacio en Sarandí provincia de Buenos Aires un 3 de Octubre de 1942 y murió en marzo del 2016. Y fue, para los que no saben, unos de los mejores futbolistas argentinos de todos los tiempos, luego entrenador, periodista deportivo, y también psicólogo social. Afuera era un gran señor. En la cancha fue un «Asesino con Cara de Bebe».
Tenia la cara «angelical», de chico bueno, era técnicamente lujoso, rapidísimo para un central, gran sentido del tiempo para llegar a todas. Y una absoluta «frialdad de criminal» para «revolearte por los aires» si la situación lo ameritaba. Te dejaba rengueando un buen rato si cruzaba. Y era fuerte como un quebracho.
Roberto hizo las inferiores en River, pero antes de debutar en primera lo «dieron de baja», porque no lo supieron ver ni le vieron la proyección internacional que tenía… Se va a Racing de Avellaneda, y debuta en el 1964 en la máxima categoría del futbol grande de la Argentina. Ahí se hace idolo de todos. Hombres, chicos y chicas. Era un galán de película yankee.
En «La Academia» juega más de diez años, e integra uno de los mejores equipos de la historia de nuestro futbol: «Equipo de Jose», en alusión al técnico Juan Jose Pizzuti. Estuvieron 11 meses y 39 partidos invictos. Y salen campeones ganando en todas las canchas. Siempre es elegido entre los más destacados. Se dice de «La Maquina» de River. Y casi inmediatamente hay quien señala a «El Equipo de Jose». Son tiempos y futboles diferentes. En su época fue el mejor. Antes y después nunca lo sabremos.
Fue un crack, un defensor tremendo, el jugador más deslumbrante dentro de un equipo que lo tenia todo. Compartía la dupla central con «El Coco» Basile. También jugaba Cejas, Maschio, «El Panadero» Díaz, «El Chango» Cárdenas y otros jugadores del montón que no se destacaron ni antes ni después, pero que ese año «explotaron» en el famoso «Equipo de José». Salieron Campeones Argentinos, Campeon de América y Campeon del Mundo 1966. «Racing Club el Primer Campeon Mundial», como dice su canción.
En la selección participo en los Juegos Olímpicos de Tokio, y luego se consolida como jugador de la selección mayor en el Mundial de Inglaterra 66. Se hace líder aún siendo híper joven, cuando pocos centrales pueden mostrarse tan solventes y temibles. Salía jugando desde el fondo, gran control de pelota, y pegaba como una mula. Juega también el Mundial Alemania 74. Fue un jugador de selección. O de «celeste y blanca» mejor dicho.
De Racing se va ya curtido y maduro al Cruzeiro de Brasil. Allá da cuatro vueltas olímpicas, y vuelve a River a los treinta y tres años. Y saca campeón a «La Banda» tras 18 años de malaria, tremendo jugador. Un ganador nato. Integró un equipo memorable de Fillol, Alonso, y compañía. En River gana 3 campeonatos locales y se retira en la cima. Se canso de pegarle a la pelota y a los rivales. Vos lo veías y estabas para llevarte la sorpresa del año. Es que, como en la vida, los asesinos no se cuelgan carteles y tienen cara de hombres malos. Muchos van camuflados… Se esconden todo lo que pueden…
Perfumo era siempre el crack, el jugador mas deslumbrante de los equipos. Un tipo con una enorme personalidad, gran dominio de pelota, rapidísimo en los cierres, y feroz en el mano a mano con sus delanteros. Era un tipo que daba miedo. No se confundan porque se iban a comer un «chasco» con este monstruo. Era el jugador escoba que se quedaba para barrera en el fondo «la puerta de la covacha».
Cuando el equipo salía a buscar el empate lo dejaban solo. Los laterales abandonaban su campo, hasta «la mujer y sus hijos». Porque sabían que estaba Roberto Perfumo. Solo, en la inmensidad de la cancha, mano a mano con los delanteros, con esa mirada de «Ángel de la Muerte». Había que «descifrar» quien era menos… Encima era explosivo. Ágil.
Perfumo está, cuando los periodistas deportivos están aburridos y arman equipos mitológicos de la historia, siempre en el seleccionado argentino de todos los tiempos. Y muchas veces en el seleccionado mundial de todos los tiempos… Y eso que al futbol se juega hace miles de años. Fue una genio como numero 2. Era un numero 10 que jugaba de numero 2…
Si vos en un jugador numero dos o último hombre… mezclas en la licuadora un poco de personalidad recia, técnica para reventar o salir jugando, y velocidad para «barrer» todo el ancho de la cancha… vas a tener un demonio de total confianza como jugador de fútbol… O mejor dicho lo vas a tener al Roberto «El Mariscal» Perfumo. Yo lo quiero en mi equipo. No se quien dijo que los grandes equipos se arman de atrás para adelante. Hay que creerle porque es así. Si tu defensa hace agua, con que ganas vas a atacar…
Luego fue entrenador, periodista deportivo, psicólogo social y finalmente nos dejo en este mundo cruel sin su presencia. Que enaltecía la profesión de jugador de futbol. Fue un genio de pies a cabezas. El planeta futbol, con tantos miserables dando vueltas en los medios de comunicación buscando «primeras planas», extraña su presencia de bacán, y su agradable y didáctica manera de comunicarse. Dejó una frase que pinta de cuerpo entero su gran personalidad como jugador de futbol: «Los buenos jugadores se ven cuando el equipo va perdiendo. Cuando vas ganando hasta el más cagón la rompe…».
LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS ACTIVA 94.9).