FEDERICO "LOBO" MULLER

¿QUIEN FUE GABRIEL OMAR «BATIGOL» BATISTUTA? POR LA LEY DEL DEPORTE

Dedicado a mi amigo José «El Gringo» Berta.

Gabriel Omar Batistuta nacio un 1 de febrero de 1969 en Reconquista, Santa Fe. Los viejos se dedicaban a la agricultura. Fue el ultimo gran goleador de la selección argentina de futbol. Un tipo que sumaba siempre, nunca restaba. Como decía Diego Armando: «El Bati te volaba el arco». Pero mal. Como le pegaba a la de cuero. Eran fusilamientos. Sus definiciones son inmunes al paso del tiempo.

A Gabriel Omar Batistuta lo descubrió Jorge Bernardo Griffa. El legendario «cazador de talentos» de Ñuls Old Boys de Rosario, quien lo vio jugando una tarde en su Reconquista natal. Griffa buscaba para «La Lepra», por cielo y tierra, gurises con condiciones y ganas para jugar al futbol. Tenia el ojo clínico. Luego lo llevó Boca, como a Batigol. Pero no quememos etapas.

«El Bati» era un gringo de campo, medio gordo y algo tosco para jugar. Que lo ponían muchas veces a atajar. Por eso de que «el gordito siempre iba al arco». Pero luego desarrollaría una potencia, fuerza y definición en la cancha… Y una clase y una dignidad afuera que lo iban a llevar hasta los lugares más remotos y exóticos del mundo. El Bati fue «El Emperador de Roma».

Los de Ñuls lo hicieron debutar en primera directamente en la Copa Libertadores de América 1989. En el brillante equipo de Jose «El Piojo» Yudica. Atajaba Scoponi, y la «rompían» Almirón, Balbo, Martino, Llop y Alfaro. Muy probablemente el mejor equipo de la historia de ese club. ¡Impresionaba más que los del mismísimo Marcelo Bielsa 90 y 92! Tan coqueto y vistoso como aquel de Juan Carlos Montes del 74. 

En Ñuls estuvo solo una temporada y hace «un par» de goles. Demuestra que va a todas. Asistencias al vacío o pelotazos a la nada… todo vale. Todo puede convertir una tarde de fútbol cualquiera en una tarde inmortal de gloria. Iba a todas con fe y mucha determinación. Arrancaba con gran aceleración de 0 a 15 metros tremenda. En «La Lepra» juega poco y se muda a Buenos Aires. ¿Destino? River Plate. En River también esta solo una temporada, hace otro «par de goles», y pasa sin mucha pena, pero también sin gloria. ¡Passarella lo «re colgó»! No lo tenía en «la lista del asado».

Y lo mudan al barrio de la Boca. A probar en el Boca del uruguayo Oscar Washington «El Maestro» Tabares. Ahí fue que Gabriel Batistuta explota «como un cohete». Se convierte en «Batigol». Ahí halló su lugar en la cacha. En el medio y arriba. Un nueve de área. De raza. Y uno de los mejores de la historia de nuestro famoso fútbol argentino. Logro el Clausura 91 de forma invicta. Es el goleador del torneo y formó una temible sociedad con Diego Fernando Latorre… le pegaba con el «pie interno», «de lleno», «tres dedos», de volea. Era un bombardero del gol. Aparte fuerte, con precisión, y desde todas distancias y ángulos.

Y se hizo el gran goleador, mega estrella del mundo, millonario. El último gran goleador de la querida selección argentina. Con la selección nacional «El Batigol» gana las Copas América 91 y 93 dirigido por Alfio Basile. Fue una camada que ganaba, gustaba y goleaba. «El Bati» entrenado por «El Coco» fue un delantero memorable.

Firma con la Fiorentina de Italia. Passarella, ex figura en el equipo de Florencia, anticipó: «Cometieron un gran error. Deberían haber contratado a Caniggia. Batistuta no tiene nada de técnica». En Italia, este «gringo de campo», criado en el norte de Santa Fe, se convierte en uno de los máximos goleadores extranjeros de la historia de la liga italiana. En el 96 con la «Fiore», un equipo históricamente del montón, gana la Copa y Súper Copa de Italia. En Fiorentina se hizo amo y señor del equipo y emblema de la ciudad. Un prócer en la milenaria Florencia.

En el 99 ficha para la Roma y la mete de todos lados. Les «rompe el arco a todos» como decía «El Diego». Gana la Liga y Súper Copa de Italia en 2001. El Emperador de Roma. Bati era imparable. En el 2003 firma con el poderoso Inter de Milán y luego sigue jugando y viviendo una especie de «jubilación dorada» por Qatar hasta el 2005. Se retira porque su cuerpo ya se lesionaba muchísimo. El día del anuncio mas de un Arquero habrá sentido piedad y alivio. Saltaba y cabeceaba con los dos perfiles. Y tenía «terrible puntería». Era bien guapo en la cancha. Y alta pinta. Las pipis sentían cosas por el caballero bello y dorado.

Tenia dos cañones en las piernas. Metía la «bala blanca» desde todos los ángulos posibles y «a la carrera». Atropellando… con ese galope devastador. Zancada de «caballo loco». Le gustaba «hundirte con pelota y todo». Lo que no le gustaba hacer mucho, era acariciarla hacia el gol. Al Bati le gustaba mucho más apuntar, gatillar con todo, y festejar. Patear «la globa». ¿Será por eso que algunos decían que no tenía técnica? Uno puede vivir una vida entera en una profesión y no aprenderla…

Metió trescientos treinta y cinco goles en el Futbol Profesional. Y cincuenta y seis con la «celeste y blanca». Pero en el máximo nivel posible del futbol mundial. Es el máximo goleador histórico detrás de Lionel Messi. Un día Passarella amenazó: «El que no se corta el pelo, no juega». Gabriel contestó: «No estoy para nada de acuerdo. No somos estúpidos. Si nos molestara el pelo largo… lo cortamos. Igualmente, yo con tal de jugar para mi país soy capaz de afeitarme la cabeza y mucho más». Era un cuatro por cuatro de campo.

Jugó los Mundiales del 94, 98 y 02. Anotó 10 goles en 12 partidos de la máxima cita. Una locura… como dijo un periodista deportivo de la Revista El Grafico: «Los récords se rendían a sus pies». «El Bati» moría por jugar para la Argentina. Nunca dijo que no. Dejaba «la leche en el fuego» por subirse a un camión, un avión, un colectivo o un taxi, y ponerse la N° 9. Un goleador inolvidable. Inimitable de la Selección Nacional. Que amo y ama la camiseta.

Se extraña verlo con los pelos al viento, el cuello subido, y esa facha de gringo de campo y mirada de ángel. Siempre atento a la jugada. Que escondía un «arma secreta»… la certeza de saber que era un goleador «todo terreno». Tarde o temprano «iba a entrar». Un N° 9 incomparable.

Compró campos y hoy juega al polo, acaricia sus perros, y sigue su vida «feliz como una lombriz». Honestamente y casi en el anonimato. Con su gente y sus pasiones. Batistuta es de esos tipos que solo se encuentran si los buscas y mucho «tierra adentro». En la «argentina profunda». Labradora y laburadora. En Resistencia o en algún lugar así. Gringos bien sacrificados y curtidos del campo argentino. «Nuestro Último Gran Goleador».

LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS MATRIX 94.9 Y WWW.RADIOMATRIX949.COM).

 

 

 

 

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