FEDERICO "LOBO" MULLER

LA HISTORIA DEL «LUNA PARK» POR «LA LEY DEL DEPORTE»

Luna Park, significaba en muchos lados de Europa parque de diversiones. Por eso, cuando Domingo Pace abrió el recinto para actividades espectaculares y circenses allá por el 1916, lo llamo Luna Park. Primero funciono en la calle Rivera, luego en Corrientes, al 1066, donde hoy está el Obelisco.

Más tarde se le sumó su hijo Ismael Pace, que trajo al ex boxeador y amigo de la infancia José «Pepe» Lectoure, con quienes tuvieron la visión de llevarlo a Luis Ángel Firpo a pelear por el título mundial a New York, enfrentando a Jack «El Destripador» Dempsey. Hasta cobraron la entrada en el Luna, para que la gente pueda escucharla por radio. E hicieron una fortuna.

Cuando ensancharon calle Corrientes y Diagonal Norte, demolieron esa zona, y el Luna se fue hasta donde está ahora, entre las calles Corrientes, Madero, Lavalle, y Bouchard. Ese lugar era un baldío periférico, donde se peleaban marineros borrachos que paraban en Buenos Aires, y luego de pasar por los prostíbulos, seguían su recorrido.

Si bien se lo construyó para la práctica del boxeo, el nuevo escenario, que se hizo en 1931, fue inaugurado con los bailes de carnaval de 1932, para pasar a ser un clásico porteño. Los bailes recaudaban mucho dinero y «explotaban» de gente. Más que en cualquier otro recinto.

La primera función boxística sucedió el 5 de marzo de 1931 con tres tribunas y sin techo, el que posteriormente se instaló de a poco y se terminó en 1934. Aquella noche peleó Justo Suárez, Víctor Peralta, Juan Pattenay, y Amílcar Cafferatta, entre otros.

Inmediatamente, el Luna se fue convirtiendo en la parada obligada de cualquier boxeador con expectativas. Hasta convertirse en el gran monumento al boxeo nacional. La gente lo amaba. Hoy, es un lugar mítico. Si bien el boxeo fue el distintivo preferencial del Luna Park, sus instalaciones recibieron toda clase de eventos de primer orden mundial. Fue la caja de resonancia de toda la ciudad, y hasta del país entero.

LunaPark-Terreno1

También recibió a BB King, Ray Charles, Liza Minnelli, Luciano Pavarotti, José Carreras, Ringo Starr, Joan Manuel Serrat, Tom Jones, Calle 13, Luis Miguel, e infinitos más. Entre los más recordados se encuentran los dos recitales que Frank Sinatra brindó en 1981, en su única visita al país para cantar. Fue el escenario escogido por Charly García y Nito Mestre para sus inolvidables, Adiós Sui Géneris, esos recitales que despidieron al dúo en 1975. Pero hubo mucho más.

La tarde de junio de 1935 la multitud desfilaba respetuosamente ante el féretro de Carlos Gardel. Al llegar hasta él, los hombres se quitaban el sombrero, las mujeres lloraban y se advertía una silenciosa angustia en ese nuevo y amplio ámbito, el estadio llamado Luna Park.

Vio como Argentina se transformó en el primer campeón mundial de básquet de la historia en 1950, evento del que fue sede. También lo fue en la edición de 1990. Y fue sede del mundial de vóley en 1982.

Amores populares como cuando Diego Armando Maradona y Claudia Villafañe lo escogieron para celebrar su casamiento en 1989. El de Perón y Evita que se conocieron ahí y se la pasaban allí. O el de la mismísima dueña Ernestina Devecchi con su sobrino Juan Carlos «Tito» Lectoure, y los que, como este, se sucedieron en silencio.

Paso el Circo de Moscú, el Ballet Acuático, Holiday on Ice, Los Seis Días en Bicicleta, los musicales “Drácula” y “El Jorobado de París”, además de los laureados Ballet Bolshoi, American Theater, y La Scala de Milán.

LunaPark-LlenoCarlosMonzón-EmileGriffith1

Tuvo desde toda clase de actos políticos: era el lugar elegido para cerrar todas las campañas políticas presidenciales de los argentinos, tanto de los radicales, peronistas, socialistas, o comunistas, etc. Incluso se realizó un acto en apoyo al régimen nazi en 1938, que convocó a 10 mil personas. 

Hasta lo visitó el Papa Juan Pablo II en 1987. Acto que lleno de orgullo a sus devotos y emoción eterna a sus dueños. Se convirtió en algo así como el corazón del país.

Hoy sigue habiendo recitales de los mejores artistas argentinos, que sería imposible nombrar a todos, también latinoamericanos y mundiales, pero el mundo lo asociará por siempre al boxeo. Ese escenario porteño, cuya historia de épica y gloria, hace que despierte una gran devoción, tanto es así que todos quieren algún día llegar a pelear en el Luna Park.

Y eso se transmite de generación en generación. ¿Quién no ha escuchado alguna vez una frase como: “Boxeo era el de antes, el del Luna Park”? Es que el Luna tiene ese “no sé qué”, esa expectativa única. Todo boxeador quiere pelear allí. Sueña con él desde su más temprana edad. Y encontrar un mejor destino con posibilidades de real progreso.

Y todo fanático anhela ir. Y ver las miles de cabezas gritando y alentando. Incluso, en ocasiones, primero se sacaba la entrada, luego se preguntaba quién pelea. Tenía esa cualidad, en que la figura, era el mismo Luna Park, también llamado en el mundo «El Madison Square Garden de Sudamérica», ya que es una estrella más.

Allí existió un gimnasio de boxeo con tres rings y equipamientos de todo tipo donde llegaban boxeadores desde todos los puntos de país. Con su bolso lleno de ilusiones y las ganas de salir adelante. En los alrededores muchos entrenadores, periodistas, manejadores, promotores, y aficionados.

LunaPark-OscarRingoBonavena-GregorioPeralta-Arte1

El Luna Park fue lo más popular. Era el clásico pugilístico por excelencia. Vería desfilar a grandes figuras del país, así como también del extranjero. Y con él, nacerían las figuras del boxeo nacional: Luis Ángel Firpo, Justo Suárez, Jose María Gatica, Alberto Lovell, Luis Federico Thompson, Andrés Selpa, Eduardo Lausse, Pascual Pérez, Nicolino Locche, Carlos Monzón, Horacio Accavallo, Víctor Galíndez, Horacio Saldaño, Omar Narvaez, y Jorge Castro. 

Hubo duelos inolvidables como José “El Mono” Gatica ante su archirrival Alfredo Prada, que dividieron al país enfrentándose seis veces, incluyendo sus choques de amateurs, en encarnizados combates, con tres victorias por cada lado. Ricardo González con Alfredo Bunetta, luego el propio Lausse ante Andrés Selpa, y ni qué hablar de Oscar “Ringo” Bonavena frente a Gregorio “Goyo” Peralta, con récord de audiencia con 25.236 espectadores en 1965. Esa noche se quedaron cinco mil afuera…

CarlosMonzón-EmlieGriffith-Pelea1

La lista es interminable. Hugo Corro, Sergio Víctor Palma, Santos “Falucho” Laciar, Gustavo Ballas, Ubaldo Sacco, Juan «Látigo» Coggi… y tantos, pero tantos más. Todo grande, ha pasado por el Luna.

Tal era la referencia en esta disciplina, que existieron épocas en las que no solamente había boxeo los viernes y sábados. Se agregaban los domingos y los miércoles. Porque el público lo pedía y lo llenaba.

FrankSinatra-LunaPark1

Pero claro, eso conllevaba una gran responsabilidad. «El Palacio de los Deportes» de Corrientes y Bouchard es sinónimo de buen boxeo, de boxeo en serio. Y no se podía programar cualquier cosa. El público, que primero va por el Luna, luego te lo hace sentir.

El Luna demanda acción, exige adrenalina. Habituado a grandes e históricas batallas, un combate de escasa actividad es rápidamente reprobado. Sin importar si los púgiles son de renombre, si el espectáculo brindado es pausado, timorato, el estadio lo hace sentir. Debe respetarse la tradición que caracteriza a esta casa. Si no, rápidamente comienzan a escucharse el cuchicheo y luego los clásicos alaridos…

Siempre es la misma historia. Inician los murmullos, luego los gritos aislados, pelados. Pero que generan contagio. Se le suman silbidos, algunas risas burlonas, chistes populares, más reprobaciones, y más murmullos… Aquellos que todo pugilista quiere evitar. El Luna habla y opina. Y, si está disconforme, habla más. Por eso se debe estar a la altura. Si no, se sufren las consecuencias.

OmarNarváez-GanadorJohnnyGarcía-FotoRamónCairo1

El Luna impacta. De imponente y grande que es, ha achicado a más de uno. Hay más grandes, pero no con su historia. Sin embargo, una vez que acoge a alguien, se le aloja en el corazón, lo transforma en un hijo pródigo, y en un ídolo de multitudes.

En la última etapa, los dos campeones más emblemáticos fueron Omar «El Huracán» Narváez y Marcela “La Tigresa” Acuña, quienes se consagraron campeones allí.

Yo ya hoy, casi que exclusivamente miro boxeo si la pelea es buena, si el festival es importante, y de alta competencia. Si no… hago otra cosa. El viernes llené el tanque, manejé, pagué el hotel en la avenida 9 de julio, caminé por avenida Corrientes, me comí unas pizzas con faina en Kentucky, y obtuve mi ticket para ver tremendas peleas, por Corrientes y Bouchard. Pero jamás hubiera ido, si no hubiese sido por el Luna Park.

FEDERICO MULLER PARA «LA LEY DEL DEPORTE»

 

 

 

 

 

Comentarios

Scroll al inicio