El periodista deportivo influye en la formación intelectual, el nivel cultural y en los valores del televidente, lector u oyente. Como los periodistas de diferentes sectores, como la literatura, la escuela, o las instituciones familiares. Son quienes le «llenan la cabeza» a la gente para bien o para mal. ¡De manera que mas vale que sean buenos!
Los dirigentes deportivos de los grandes clubes de la argentina se hicieron socios de los dueños de los medios de comunicación masivos y así, en los años 90, arrancaron los canales de radio, de televisión y diarios deportivos a dedicarse pura y exclusivamente al deporte. encima con un 80 % de futbol. Le dejaban a la gente una «pelota de futbol» en la cabeza.
Entonces los periodistas se vieron obligados a cubrir veinticuatro horas de futbol y alguna que otra actividad física «todo el santo dia», a como de lugar. Había que hablar los siete días de la semana y las veinticuatro horas. Igual a como sucede ahora. Y la gente se queda sin «todo lo otro». ¿Qué paso y pasa con esos periodistas deportivos? Se preguntaran ustedes…
Y bueno, ¿Qué van a hacer? Hablan de los partidos de acá, de los veinte probables equipos para esta noche, de los problemas físicos, mentales, y espirituales del que cometió un error. De que es lo que hace feliz al hincha, que debería hacer el entrenador, de si esta bien o mal que un jugador se saque una foto con su mujer en la bañera, de quien juega en Checoslovaquia, y de como esta la tabla de posiciones en el Congo Belga. Y porque está asó el futbol belga actual. Hablan y se animan a todo. Son unos «genios».
Luego le «sacan el cuero» al réferi ciego y corrupto, al jugador que parecería que es gay y eso generaría problemas en el vestuario, alguno habla que no le importa «quien se acuesta con quien», pero habría una «suerte de triangulo amoroso» en puerta, hablan de la violencia, si es mas grande tal o cual club, rematan debatiendo de que jugador se fumo cigarrillos en el tercer tiempo, de quien llego tarde al entrenamiento con «mas de culpable que se sospechoso», de quien se odia «hasta las tripas» con quien.
Los jóvenes periodistas deportivos, desesperados por encontrar trabajo en esos importantes multimedios, salen a «buscar quilombos» todo el dia. Los mandan sus jefes como el señor Fernando Niembro durante décadas, y otros grandes nombres bien conocidos por todos a «cubrir la información». Y los chicos van, a ver si el protagonista «pisa el palito», y dice algo desacertado y vendedor.
Los viejos lideres de esos programas lo hacen porque saben que es lo que bien vende y porque no «les queda otra variante». El futbol no genera tantas noticias importantes y enriquecedoras. Ah, casi me olvido, porque es también lo mas fácil. Ya hastiados de difundir tanta «sobre información» de jugadas, sin tiempo ni ganas de hacer investigaciones que «sumen», empiezan con las discusiones pobres y que nos tienen «los huevos en llantas» como por ejemplo: ¿fue mejor Messi o Maradona? ¿El futbol de antes o el de ahora? ¿Vos sos Menotista o Bilardista?
Los pibes llegan al canal y sienten la presión de meterse miserablemente en la vida del deportista, de rumores, trascendidos y/o algún «run run» que lo «tiro» algún borracho de la pizzería del club. La producción, que es la del canal y saben bien cual es el objetivo, difunde las imágenes o grabaciones de un deportista drogándose en un baño de burdel. O de un gato de alto cachet quién seria la testigo ocular del «escandaloso» episodio…
Y los jóvenes y no tan jóvenes periodistas solo saben, sin necesidad de que les digan algo, que deben acompañar la «obra de arte» con sus presentaciones. Quedan como meros conductores, que solo dan paso a lo que viene, para presentar el verdadero periodismo del programa: la edición. Los periodistas deportivos de los medios «especializados» son unos importantes adornos «nuevos, lindos, y brillosos».
El periodista deportivo de los canales deportivos no quiere, ni tienen las herramientas culturales para hacer nada mas complejo o algo mejor. Le gusta lo primario, lo fácil, lo «tranqui» para sus neuronas: «yo te presento el quilombo del vestuario, después vamos con lo que dijo «El Diego» de Claudia que es una bomba, eso de la guita que era él y le la deliraron, con la terrible labia que me caracteriza, y luego te pido por favor que vayamos con los goles del domingo… Que sino la gente nos va a matar bien muertos».
El deporte tiene que ser vivido por los jugadores, disfrutado por los espectadores, y contado por los periodistas deportivos. El periodista deportivo debe informar, comentar y fomentar el deporte, la actividad física y la vida sana. No hablar sobre «quien se disfruto a quien», contar mentiras o «supuestas verdades» sobre traiciones, celos, envidias, caravanas, y despelotes. Cuando estos comunicadores se enteran que se armo una interna en algún vestuario se excitan, es música para sus oídos.
Esta mal meterse dentro de la vida privada del jugador. ¡Ni siquiera si fuese verdad! Eso no es periodismo deportivo. Eso es periodismo vulgar y grotesco, aunque lo digan jóvenes salidos de un Instituto Superior de Ciencias Deportivas, con elegantes trajes importados, y de unos «importantes pepes». Y con sueldos muchísimos más altos que los jugadores de futbol profesionales.
Federico Müller. LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS RADIO MATRIX 94.9).