Mario Alberto Kempes nació en Bell Ville provincia de Córdoba un 15 de Julio de 1954. Y jugo en las inferiores de varios equipos allá mientras trabajaba de carpintero. Era muy gordo y se pronosticaba más un probable futuro gastronómico y parrillero que deportivo. ¡Fue «el partido que rompió el Prode! Hoy es un ciudadano ilustre de su ciudad. Y lo conoce todo el mundo.
Mario arranca a jugar para bajar «la buzarda» y tener más amigos que lo quieran. Anda bien, mete muchos goles y un dia se toma el colectivo hacia Córdoba Capital porque su patrón le había gestionado una prueba en el club Instituto de Córdoba. Quedó y lo ficharon.
En «La Gloria» la rompe toda. Mario se destaca por su prepotencia embalado, su encare indomable hacia el arco. Y resuelve con gran pericia todas las jugadas que «le quedaban». Tras demostrar su gran valía, «Marito» firma un contrato millonario para la época. Aquel Instituto hizo historia en la zona. Gana la Liga Cordobesa y clasifican al Campeonato Nacional. Con Osvaldo «El Pitón» Ardiles y Mario Kempes como figuras. En Instituto metió 78 goles en 81 partidos. ¡Hizo goles de todos los colores!
En el año 1974 pasa a Rosario Central por «una moneda importante». El Central apodado «La Perrada» de los hermanos Killer, Pio Cabral y Miguel Ángel Cornero. Era un equipo muy querible, carismático y famoso por el gran sentido del humor de los personajes. Un plantel «dicharachero».
Con Central se consagran en el Nacional del 74 y Mario mete 25 goles en 25 partidos. Juega el Mundial de Alemania 74 y ya empieza a ser considerado uno de los grandes goleadores argentinos. O «mediocampista goleador» como se convirtió de la mano de «El Viejo Lobo» Timoteo Griguol. En el Metropolitano del 75 mete 25 de 28. Era robusto, fuerte, macizo, y una bestia en el área. Era una tanque incontenible cuando arrancaba en velocidad. En Central hizo 101 goles en 125 partidos. No lo pudieron retener. La gloria en Europa estaba esperándolo con los brazos abiertos…
Se va al Valencia de España y se hace «un festín» metiendo 149 goles en 249 encuentros. Se consagra dos veces «El Pichichi» de la Liga. Juega en River y sale campeón. Posteriormente va al Hércules de España, más tarde sigue de «rompe redes» en Austria, Indonesia y finalmente «cuelga los botines» en Chile. Se cansa de «volarle» el arco a todos y se retira casi con 40 años de edad y un record de 606 partidos y 341 goles. Le pegaba de todos lados y desde todos los ángulos posibles. Fuerte, veloz, justiciero, certero. Un matador sin misericordia.
Pero el legado de oro fue en la Selección Argentina en donde jugó 43 partidos y marco 20 goles. Estubo en los Mundiales de Alemania 74, la Copa América 75, el Mundial Argentina 78, y el de España 82. Con Cesar Luis Menoti como técnico encuentra una posición de armador, libre desde los tres cuarto de cancha hacia adelante, incontenible en velocidad, y fulminante definidor. Era una bestia en la definición. Con la celeste y blanca se encendía «mal». Fue un jugador de selección.
Argentina se consagra Campeón Mundial 78 y Mario Kempes termina como el máximo goleador del torneo y su máxima figura… En su tierra y en su selección explotó como granada. Está en la galería de los mejores 10 jugadores de futbol de la historia argentina y comparte el orgullo, junto a Guillermo «El Filtrador» Stabile en el Mundial de Uruguay 30, de ser los dos únicos argentinos máximos goleadores en Copas del Mundo.
Si los Fabulosos Cadillac hubieran estado cantando en aquella época, seguramente el país hubiera coreado su tema «El Matador» hasta quedarse afónico… En homenaje a este matador bueno, quizás el único matador de la historia que lo esperan en el cielo con gran afecto y admiración. Un matador de ilusiones rivales, de arqueros optimistas, y de defensores sin defensa. Mario lo tenía todo: potrero, habilidad en velocidad, polenta, y definición. Pero sobre todo era un ganador de raza. Tenía una inquebrantable fortaleza física y anímica. El primer y único «Matador» de la historia del fútbol… Mario Alberto Kempes.
Luego jugo el Mundial de España 82, aquella famosa selección que llegó como máxima candidata para ganarla, quizás como nunca antes, y como nunca más después. Pero que se volvió con las manos vacías.
Hoy es un muy buen comentarista de la Cadena ESPN, y se lo escucha feliz, sereno, y muy inteligente. Es un gran periodista, muy respetuoso del deportista, y de todos los actores del deporte más popular del mundo. Por haberle regalado tantas emociones a los argentinos, cuando este tipo habla… todos los demás deberían, por lo menos por ese pequeño rato, ¡callarse, escuchar, aprender y agradecer!
LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS MATRIX 94.9 Y WWW.RADIOMATRIX949.COM).