El único campeón mundial en ocho divisiones diferentes de la historia, Manny «El Pacman» Pacquiao (61-7, 39 KO), le gano a el ex campeón mundial Welter, Keith Thurman (29-1, 20 KO), en decisión dividida en Las Vegas, Estados Unidos. Y se convirtió en el boxeador más viejo de la historia en convertirse en campeón mundial Welter. Su documento puede decir que tiene cuarenta pirulos, pero pelea como uno de treinta. O menos todavía. Un milagro de la genética que no para de sorprender y asombrar a todo el mundo. La Ley del Boxeo pronosticó que estaba demasiado viejo y gastado. Y que era demasiado chico para Thurman. Me demostró que era demasiado grande para dejarse «mojar la oreja» por cualquier campeón que ande dando vueltas por ahí… Capo total.
Manny tiró a Thurman en el Round 1 con una combinación de gancho de izquierda y derecha a la carretilla. Y eso lo envalentono para pegarle un baile en la primera mitad de la pelea. Saltando cortito y disparando en bloques de seis o siete cañonazo. Y después salía de «zona de gatillo». Pegó en el aire y se vio momentos de magia. El viejo y querido «Zorro del Ring» dándonos otra función de todos los tiempos. Al final recibió, pero su mentón aguantó todo. Tiene un maxilar que fue llevado a tomar pruebas por los mejores bombarderos desde cincuenta a setenta kilos del planeta. Y que había aguantado con «excelente felicitado» casi siempre. En el décimo le hizo un boquete en la panza a Thurman. Lo tuvo ablandado más de una vez. Tremenda pelea nos regaló.
Keith cayo en el primero y perdió confianza desde ahí. Se lo notó con apariencia preocupada. Y andaba recibiendo más de la cuenta. Lento y previsible. Contrariado. Fue contratacado en casi todas. Metiendo manos pero una por vez. Una contra ráfagas del filipino. En el seis ya tenía sangre en la nariz y el ojo cortado. Su cara era una mascara roja, y su lenguaje corporal nos decía que había perdido la primera parte y «a la grande». No se esperaba arrancar tan mal. Se entero que «El Pac Man» tenía la mano para noquearlo. Entonces fue más precavido. La entró a pensar dos veces. En la segunda mitad se movió más y apretó las acciones. Necesitaba dar vuelta el desarrollo y arriesgo. Pegó fuerte pero recibió áspero también. Acertó y mejoró la mecánica. Se fue sintiendo mejor con el correr. Pero en el décimo casi cae por un gancho al hígado. No sabia si tirarse de cabeza o mantenerse erguido y retroceder todo el tiempo que sea necesario para recobrar los sentidos. Hizo lo último y zafó bien lindo. La hizo bien. Su problema fue que no presentó nada nuevo que el «viejo guerrero» de filipinas no haya visto antes.
Pacman gano bien. Los dos quedaron con la cara toda morada y llena de hinchazones. Estubo muy buena. Me gusto. «El Pac Monstruo» mantiene su instinto natural de hambre de gloria y su conocida ferocidad. Tiene un musculo secreto que nadie conoce. Es de la vieja escuela. De los que entrenan a «dos manos», que descansan, y que se alimentan bien. De los que pelean como cien veces en profesionales. No veinte. Son «ratas de gimnasios». De los que siguen y seguirán poniéndose a prueba hasta que ellos digan basta. Porque son boxeadores y los boxeadores son felices boxeando. Y soñando. Nadie les puede sacar ese derecho. El decide poner su vida en juego porque le gusta y aparte porque le pagan muy bien.
Estamos viendo y siendo testigos de la historia grande del boxeo mundial. Un tipo único, irrepetible. Y sumamente útil como ejemplo de deportista y sobre todo de ser humano. Hay que hacer uso de su legado. Hay que ser vivo. Hay que ser humano. Siempre junto al box…
LA LEY DEL BOXEO (MARTES 20 HS ACTIVA 98.9 Y WWW.ACTIVACONCORDIA.COM).