Bienvenido a La Ley del Deporte». Radio Matrix 94.9. Esta noche estará contando su historia un personaje que yo conozco desde los doce y él habrá tenido cerca de treinta. Personaje muy conocido y renombrado en la ciudad. Querido, odiado, criticado o elogiado. Jamás ignorado… Es de la Gruta de Lourdes. En su apogeo ostentaba autos de alta gama, y la gente iba y hablaba mucho de él y de su restaurante en la costanera. Era un clásico de aquellos años. Lo más popular y populoso que había en la vieja costanera de Concordia. «Parrilla Ferrari».
El hombre tenía un alto perfil. Terribles Cupe Fuegos de todo tipo y pelajes. B.M.W. Que ahora sería como tener un Lamborgini Edición Limitada. «Altas» motos. Despertaba la envidia y la amargura de los que no toleran que al otro le vaya bien. Muchos le tenían bronca y lo acusaban de manejar mujeres y drogas. Mucho ruido había a su alrededor como para poder pasar inadvertido. Encima era un exquisito jugador de futbol…
Era de los N° 10 de antes, aquellos «enganches» que pareciera que están en extinción. Los Sívori, Maschio, Bochini, Willington, Alonso, Riquelme… Tipos de panorama, de correr poco porque corrían con la cabeza. Talentosos, de hacer fantasías, pedirla siempre. Te la prestaban un rato y la buscan enseguida. Como si fuese de ellos. Hacían «piruetas». Capaces de convertir una jugada común y corriente en una asistencia magistral, en un remate seco al arco, en una diablura que deje boquiabierta a la hinchada.
Son los diferentes, los talentosos del futbol. A veces con poco apego por el entrenamiento. La gente se pregunta: ¿Qué hubiera pasado si se cuidaba un poco más? ¿Hasta dónde podría haber llegado si hacía caso? Nunca lo sabremos. Va a quedar la duda eterna… Este N° 10 le pegaba como venía, seco y furibundo, recto o cruzado. Zapatazo de surda y a «llorar a la Gruta de Lourdes»… El petizo creaba y mojaba. Le damos la bienvenida al jugador de futbol y Comunicador Deportivo (como le gusta que lo llamen) Sergio “El Tota” Ferrari:
«Yo me crie en Pueyrredón 91, Gruta de Lourdes. En una casa con siete habitaciones. Al lado de la cancha de Sarmiento. Mi viejo y mi abuelo eran constructores. Hacían barrios públicos en Concordia, Federal… Traían bolsas arpilleras llenas de plata en un Rastrojero para pagar los sueldos. Mi mamá era de una familia pobre. Ella vivía en un Altillo de la calle Andrade y Brown. Había una puerta que daba a un pasillo y a los costados había como doce familias adentro. Cincuenta personas mas o menos…».
«Arranque en Estudiantes porque jugaba mi tío, el famoso arquero Nino Verón. Debute a los quince años en primera y jugué hasta los 29. Descendimos, ascendimos, campeones en la B, campeones en la A. «El Tota» (habla en tercera persona de él mismo como Riquelme) nunca se quiso ir, lo tentaron… En Estudiantes estábamos muy bien, llegábamos y teníamos el bolsito armado, con los botines lustrados, el pantalón, la remerita, la venda, todo. Era un club diferente. Después estuve en Wanderers jugando un campeonato regional, y finalmente terminamos en Sarmiento los últimos cinco años. En casa toda la vida fuimos fanáticos de Sarmiento. Jugué como 20 en primera».
«Mi viejo todo lo que tocaba lo convertía en oro, tuvimos una rotisería en casa y la gente hacía cuadras de «cola». Yo cobraba y vendía. Mama y siete cocineras producían. Tuvimos Parrilla Ferrari en la costanera como treinta y cinco años. Siempre fui de salir mucho. Anotábamos los cumpleaños de quince, los casamientos, y salíamos en mi Boogie a ver donde nos dejaban entrar. Salía los sábados y el domingo venía el técnicos a tirarme agua para poder despertarme. Los martes no entrenaba porque hacíamos físico y no me gustaba… A «El Tota» le gustaba jugar, divertirse. Está mal, porque había quizás otros que entrenaban toda la semana… Como yo sabía que era fundamental para el técnico, me abusaba. No es bueno eso… Tuve todo en la vida. Cinco Cupé Fuego, BMW, motos, noches. «El Tota» estuvo en todos lados…».
«Siempre fui cociente de lo que se decía de nosotros. Que andaba en la droga, las mujeres, etc… Me reía. Si yo laburaba todo el dia. Eran mentiras de la gente que estaba envidiosa. Los que se metían a hablar de mi eran los que no me conocían. Era gente que estaba mirando y hablando de los demás en lugar de mirarse ellos mismos. Los que me conocían me querían mucho, y sabían que trabajaba todo el día. Toda la familia siempre fue igual».
«Mi papa Julio era muy amigo mío, extraño nuestras lindas charlas. Fue presidente de Sarmiento. Lo trajo a Palito. A Sandro, que venía desde el Uruguay y se cambió en casa de mi tía. Nosotros lo espiábamos a ver que hacía. Mi hermano Julio murió, era una excelente persona pero se dedicó al alcohol. Cuando perdió su familia se hundió peor. No le hacía caso a nadie. No lo pudimos enderezar. Era un señor defensor central de Sarmiento. Termino en un bolichito frente al puerto. Por ahí Prefectura me llamaba para avisarme que estaba tirado. Una cosa muy triste. En el barrio quedó mamá y mi hermana Silvia».
«Hoy en día tengo un programa de radio que se llama Deporte Total. Relatamos para una radio de La Bianca. No me gustan los periodistas deportivos. Nadie dice lo que pasa en el futbol de Concordia, «El Tota» no se caya. Dice todo. Los periodistas deportivos se creen que son unas estrellas, que pueden cobrar y no laburar. A mi me gusta que me llamen Comunicador Deportivo. Los sábados de noche miro boxeo «tranqui», me encanta estar en casa. A la cancha vayan cincuenta, sesenta personas. El jugador debe sentir a eso. Antes había tres mil. Hay un gran problema dirigencial. Mucha matufia. De mañana estoy en el Centro de Convenciones trabajando en Prestación de Servicios».
«Acabo de cumplir treinta años de casado con mi mujer que se llama Beatriz, y tenemos siete años de novios encima. Tenemos una familia preciosa. Me encanta mi mujer, estoy locamente enamorado. Antes «El Tota» salía, desde los cuarenta y cinco que sentó cabeza. Tenia millones, pero ahora en casa y sin plata soy millonario. No necesito más nada. Me preocupa mucho el futuro de mis tres hijas. Son «mis soles». Quiero que estudien, que sean profesionales. Si no tenes planes ni ideas propias pasas a formar parte de los planes de otros. Yo cambie para no perder los tesoros que tengo en casa. Se puede cambiar. El futbol de Concordia también. Lo que pasa es que acá todo es joda. En un futuro quiero y voy a ser presidente de Sarmiento, como fue mi viejo».
«¿El momento más feliz como jugador de futbol? Huf, un día casi mato de alegría a mi técnico: «El Kelo» Roggero. Jugábamos el clásico del Tiro Federal contra Victoria en cancha de ellos. Explotaba de gente. Perdíamos uno a cero. Estaba toda la familia que eran «enfermos» de Sarmiento. En el segundo tiempo dos contrataques, y «El Tota» pum, pum. Le hice dos golazos a «El Negro» Escala (profesor de educación física «El Negro» Escala). La cancha se venía abajo. Una locura. «El Kelo», que pesaba como doscientos kilos y era un pan de Dios, casi se muere de un infarto esa tarde. Hace poco mis hijas me regalaron un cuadro con la nota que salió en el diario El Heraldo. La tengo, un día cuando vayas a casa te la voy a mostrar… Titula: «Ferrari dice que en el barrio manda Sarmiento…».
LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS MATRIX 94.9).