Una vez por mes en Concordia se anunciaba que había «noche de narices chatas». La gente huía de sus casas y llenaba el Alumni, el Ferro Carril o el Corsodromo. Normalmente el Municipal de Corrientes y San Juan, no se la pensaba demasiado. Era, hoy no esta disponible, pero volverá a ser sagrado. Tiene que regresar «El Granero del Box».
La ciudad es como que desaparece, la rutina y los problemas se olvidan por un rato, y solo existe el Templo del Boxeo. La gente va a ver a sus ídolos batirse a golpes de puños con su «enemigo» de turno. Pero también a ver conocidos, amigos y compañeros de la vida. Es mucho mas que ir a ver una pelea. ¡Si es por eso se quedan cómodamente el living de su casa! Es la fiesta pagana.
Cuando pelea un boxeador «popular y taquillero» suenan las matracas, flamean las banderas, papel picado y mucha comparsa. Fiesta local. Humilde pero necesario como «buche en el desierto». La gente se sensibiliza y emociona viendo llegar a su guerrero al cuadrilátero.
«El Perrito», «La Furia», «Musculito», «El Chila» o «El Picante», «Tin Tin», «La Panterita», entre otros… y la gente es diferente que en otros lados. Acá se llena sin excepción. Explota de gente de todo tipo y pelajes.
La dirigencia de la Comisión Municipal de Boxeo, jueces, entrenadores y promotores organizan veladas que la gente no se quiere perder. Es como la misa de los domingos!! Al «Muni» la gente no fallaba. Se llenaba y la temperatura iba subiendo a medida que transcurrían las peleas. ¡Terminaba normalmente siendo una caldera!
Llegan y sienten el olor al chori y a las hamburguesas recién elaboradas. Se enciende la sed de la popu y del ring side. Se disfruta el olor a perfume de mujeres hermosas y sensuales. La gente esta como quiere y como que no le deba nada a nadie. Eso debe volver y rápido. Algunos rematan el día con un poco de boxeo en El Municipal y descansan «el cuerpito» como a las 2:30 am para tener un domingo tranquilo. Otros recién arrancan «la previa», van tomando calor y color hasta quedar en «modo alboroto». Y «arrancan sin que lo pateen» para los tugurios de la noche…
Se ve al abuelo con el nieto, la señora con su hijo. Los muchachos de la vieja guardia tomándose una «licencia de la agreta» por un rato, descansando de las obligaciones de todos los santos días. En ese lugar el hincha encuentra el bienestar. Es un refugio en el medio de «la ley de la selva».
El fanático de Concordia escucha cumbia, rock y reguetón. También palpitan las peleas que se avecinan. Analizan y pronostican porque son todos técnicos, hinchas de boxeo, y desde hace muchos años. Sus padres y hasta sus abuelos vieron pelear a éste o a el otro. Acá hay mucha historia. Todos conocen «el paño», y alguna que otra leyenda de la vieja y gloriosa historia del boxeo domestico.
El boxeador necesita volver al gimnasio a cancha llena como en el Municipal de Concordia. Que los alienten a ellos o escuchar que pidan que le «retuerzan su pescuezo». Ellos bien saben que pelear en un gimnasio vacío es como bailar sin música, y encima con tu hermana, «la más baqueana»…
LA LEY DEL BOXEO (MARTES 20 HS MATRIX 94.9).