El trastorno de estrés postraumático mostró un aumento del riesgo de abuso o dependencia de drogas (promedio de riesgo, 4.5; 95% de intervalo de seguridad, 2.6-7.6, según el sexo), mientras que la exposición a acontecimientos dramáticos sin signos de TEPT no aumentó el riesgo de abuso o dependencia de drogas.
Después de largas «caravanas» drogándote la cabeza te queda hecha pelota. «Limada», como se dice en la jerga. Y con trastornos que te pueden durar para toda la vida.
En consumo te duele la cabeza, los ojos, la nariz, te duele la frente, la garganta, la mandíbula, los hombros, todo envenenado, pero nada duele tanto como el alma.
Atención, cada caso es diferente, a algunos les pasará más y a otros menos, pero uno se lleva «las caravanas» para su casa. Nos vamos limando. Te quedan adentro como una tormenta eléctrica. Muy difícil de tolerar. Nos las dejas en esas noches nefastas. Muy difícil de tolerar. No se quedan en la calle. Van a ser literalmente «un dolor de cabeza».
Los efectos post traumáticos de situaciones límites, de vida o muerte, de haber vivido contra tus valores o contra tus propios principios, pueden volver a tu mente incesantemente. Se repiten. Se instalan y te acosan. Te aturden. Cuando laburas, estudias, pensás, o cuando te querés dormir, te llegan a la cabeza y te rebotan adentro. Hasta el máximo agotamiento.
Hechos de robo, de violencia física o verbal, de hacer sentir mal al otro, son sucesos que lo haces «alegremente» solo porque estás re drogado, hiper puesto. Pero luego, cuando se te va pasando el efecto y cuando se pasa del todo, son capaces de traumarte la cabeza. Y el cuerpo queda roto, inmóvil, solo puede ir a la heladera y «rascar» la olla.
Además, que hiciste cosas intolerables, te puede dar un infarto agudo de mío cardio o un accidente cerebro vascular soportando ese estrés. Empezás a evocar el hecho traumático en forma persistente, casi obsesivamente. No querés, pero te ganó la cabeza. No te entra otra cosa que ese momento, esa imagen, o esas palabras que quedaron de la «orgía de drogas y alcohol». Es como si ese episodio se repitiera, pero en tu imaginación. Te duele la cabeza de lo «triloco» que quedás.
Ahí empezás a hacer esfuerzo para que este hecho deje de repetirse, a rechazar actividades relacionadas con esa situación, imposibilidad de recordar algún aspecto importante o sutil. No ves el cuadro entero, te acordás de lo que te atormenta, te queda una dificultad profunda para quedarte dormido, la cabeza está a pleno laburando. Y una cabeza cansada será una cabeza estresada que no servirá para nada.
Te hablan y estás en un estado de irritabilidad extrema, dificultad de concentración, estás en un estado de alerta máxima, «El Peligrosímetro» está al rojo vivo, y sentís terror a la repetición de ese hecho traumático, y que no querés ni volver a imaginar. Te cuesta mucho estar en el único tiempo real: el presente. Tu cabeza no para de viajar hacia el pasado o el futuro. Haciéndose problemas por todo.
Los trastornos psiquiátricos tienden a aparecer antes que el consumo de sustancias, siendo uno de los factores que influyen en dicho consumo, pero también es posible que sean la consecuencia de este.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) se refiere, a una serie de síntomas, principalmente la ansiedad, que aparecen tras la vivencia de una persona de una experiencia cercana a la muerte o en la que haya creído que peligraba su vida o integridad física, o la de alguna persona (familiar o amigo/a) cercana a ella. En él se reviven recuerdos y sensaciones vividas en dicha situación, los cuales generan ansiedad y un elevado malestar y sufrimiento psicológico.
Una de las teorías propone que el consumo de sustancias expone a la persona a situaciones más peligrosas y que, por tanto, la hace más susceptible de desarrollar un TEPT.
La otra teoría plantea que dicho consumo se explica en gran parte por la necesidad de la persona que sufre el TEPT de aliviar el malestar que este le produce, consumiendo así alcohol y otras sustancias depresivas del sistema nervioso, por lo que la presencia conjunta de TEPT y de TUS (trastorno por uso de sustancias) es frecuente.
El TEPT presenta una incidencia del 7,8% en la población, y su comorbilidad con el alcoholismo está entre el 27,9% en mujeres y el 51,9% en hombres, siendo del 34,5% si hablamos de drogas ilegales.
El porcentaje de personas que sufren TEPT antes de desarrollar un TUS es mayor que en el caso contrario y los intentos por dejar la sustancia generan síndrome de abstinencia, cuyos síntomas aumentan la intensidad y gravedad de los síntomas propios del TEPT.
A su vez, los síntomas producidos por la/s sustancia/s pueden enmascarar los síntomas del otro trastorno, dificultando así su detección y diagnóstico temprano, lo cual agravará aún más la situación.
Será necesaria, por tanto, la adecuada detección y tratamiento del TEPT para poder asegurar que el tratamiento de la adicción pueda ser efectivo y que, de lo contrario, los síntomas del primero serán un gran obstáculo para que la persona interrumpa el consumo y mantenga la abstinencia.
Es el Síndrome de Estrés Post Traumático que la droga favorece y mucho su aparición. Por eso te decimos siempre que no juegues con las drogas, más vale jugá a otra cosa… Jueguen a la pelota…
CONSEJO MUNICIPAL DE PREVENCIÓN DE CONSUMOS PROBLEMÁTICOS DE CONCORDIA