Martin Méndez es de esas personas que nacen «tocadas por una varita mágica». Cabeza, cuerpo y espíritu «hacen pensar» que le trabajan a la perfección, y en total armonía todos los días de su vida. Que la lleva fácil .Esa es solo una percepción, obviamente… Debe tener «sus cosas» como todos los seres humanos…
Martin Méndez nació un 17 de septiembre de 1985 en Concordia, Entre Ríos. Es hijo de un padre militar y una mama docente: «Ella hace muchos años que es la directora de la escuela Almirante Brown de Villa Adela». Y ahora tienen también una panadería en el barrio, coordinada por el «viejo» Méndez y llamada felizmente La Soñada. La buena institución familiar hace la diferencia. Y «mal».
Martín tiene dos hermanas que se dedican a la docencia como su mamá: «Ellas eligieron enseñar geografía, en estos momentos están escuchando la nota. Una se llama Lourdes y la otra María Sol», dice un muy educado y cordial Martín Méndez. La Ley del Deporte ha escuchado: «Es uno medio bajo, morochito, que corre con Federico Bruno». Y si vos sos prejuicioso con la gente y no lo conoces, podrías pensar que puede llegar a andar «robando garrafas a la siesta», y deambulando sin sentido como chicos que «monedean» por los semáforos de su barrio…
Sin embargo es un ídolo acá en Concordia, lo citan para disertar en seminarios, ha ganado la San Silvestre de Buenos Aires, la 21 k de Mar del Plata con récord del circuito, múltiple medallista en pruebas de pista y de calle. Y representa a nuestro país en competencias internacionales. La rompe toda. Cuando Martín hablo en La Ley del Deporte dio «cátedra» de inteligencia emocional. Siempre se mostró contento, sonriente y con fundamentos deportivos, humanos y científicos claros en todas sus opiniones. El pibe es un hombre consumado…
Es, junto con un selecto grupo de personas concordienses, de los que deberían ser paseados por las universidades de Sudamérica para que los analicen, para poder saber como una persona de origen humilde y de un barrio lejano a los «grandes acontecimientos», puede llegar a obtener resultados tan extraordinarios en el deporte, en su profesión, y en la vida misma.
Desde chico «descolló» como jugador de futbol en la escuela y en el Parque Ferre del Barrio Pompeya. Corría como complemento para tener buen estado: «Soy de Villa Progreso, antes se llamaba barrio Martín Fierro (Las Heras y Feliciano), cerca del Cementerio. Fui a la escuela que esta frente al Parque Ferre, a la Benito Garat entre Federación y Urdinarrain. Ahí jugaba al futbol todo el día. Tengo hermosos recuerdos de mi infancia».
«Mi primer referente fue mi viejo, a él le encantaba correr y boxear. Salíamos juntos a entrenar. No me gusto el boxeo como a papá, pero si el atletismo. «Mi viejo» fue mi primer gran influencia en el deporte. Arranco a jugar al futbol en el Club Hípico, y era bastante bueno. En aquella época estaba Aníbal Gambini (El Glorioso «Negro» Gambini) coordinando las inferiores. Practicábamos lunes, miércoles y viernes. Me daba cuenta de que era rápido dentro de los compañeros de futbol, y después empecé a entrenar un día más como complemento, luego agregue otro, y así… corría en el Parque Ferre, o en la plaza España».
«Fui a la escuela Técnica. Ahí aprendí a ser ordenado con los horarios, aprovechar el tiempo. Había que ser organizado porque no tenía muchos momentos para entrenar, era doble turno. Fui un buen alumno, pero no pude ser abanderado. No «explote» como deportista por esa carga de hora que te cuento, supongo yo…»
«Mis grandes maestros los encontré en la pista de atletismo. Escuchando a Enrique Costa Leite, a Diego Fornes, y en la calle. Siempre me gusto escuchar y aprender de los profesores. Luego me fui «profesionalizando» progresivamente, porque a mí me gustaba mucho aprender y mejorar».
«Si tengo ganas de hacer algo distinto un día, agarro y lo hago, pero primero entreno, hago lo que tengo que hacer y después el ocio. Ahora esta Federico Bruno en el país y estamos entrenando doble turno y muchos kilómetros. Así que no hay mucho tiempo para hacer otras cosas, pero lo que hacemos lo hacemos con felicidad», siempre «mete» una sonrisa picara, compradora, maneja la charla, como hablándole al «gran público» … ¡Y para mí que él sabe que lo que dice es académicamente lo correcto! Y como da clases maneja «la labia».
«Doy clases en el Instituto de Educación Física (ISEEF) y en mi grupo MM Running. En el profesorado hay siempre récord de inscriptos, algunos piensan que es fácil pero es difícil y hay que estudiar bastante. Es una carrera enriquecedora y con mucha salida laboral. Es muy importante que la persona que esta a cargo de un grupo deportivo sea Profesor de Educación Física. Pasar una rutina de entrenamiento es lo más fácil, lo conseguís en cualquier revista, es solo «información fría». El profesor conoce cuando cortar con el entrenamiento, sabe coordinar, es un líder autorizado, una persona con herramientas didácticas y que está pendiente. Hay buenos deportistas que son buenos entrenadores y lo reconozco, pero si pueden estudiar o acercarse al ISEEF sería muchísimo mejor para todos».
«Por la zona oeste de la ciudad siento un gran afecto de la gente, me quieren. Cuando paso corriendo en la Maratón de Reyes y vamos por el kilometro 3 recién… ¡Todos saludan! Ahí esta mi gente y es inexplicable la pasión y la «locura» con la que se vive esa carrera, siento que estoy como en casa, me gritan de todo. Yo soy un pibe de barrio, Fede».
«Todavía conservo mi sueño de ir a los Juegos Olímpicos y de ganar la Maratón de Reyes de Concordia. Y lo voy a lograr ¿por que no Federico? Uno siempre sueña, yo no dejo de soñar con esas cosas. Jamás. Es la fuerza que a uno lo moviliza para poder mantenerse en el mejor nivel posible, ¿No es cierto?».
LA LEY DEL DEPORTE (RADIO MATRIX 94.9).