FEDERICO "LOBO" MULLER

LAS TERAPIAS PSICOLÓGICAS (CONSEJO MUNICIPAL DE PREVENCIÓN DE ADICCIONES)

Cuando empecé tratamiento ya casi no hablaba ni me comunicaba. Yo desconfiaba de todo y todos. Tampoco en los médicos porque había ido a ellos a hacerme ver la picazón en la piel, las ronchas, la sordera, la garganta, y la rinitis muchas veces y por años. Y nunca pude mejorar. Sentía que solamente ganaban ellos cuando pasaban mi tarjeta de obra social.

Me costo «un Perú» hablar. Yo contaba como era mi familia, a qué escuela había ido, que había estudiado y donde había vivido. Ya está, ¿que más quieren que diga? No se me ocurría más nada. Si quieren miento e invento alguna otra vida, si ya les conté todo. Mientras hablaba veía de reojo y podía percibir la tristeza, bronca y frustración de mis compañeros y del operador terapéutico. Ya estaba hasta perseguido que me iban a criticar.

Yo contaba historias como si fueran de otras personas, no como las había vivido internamente. Me costo mucho tiempo, perseverancia y esfuerzo hablar de mi mundo secreto, de mis miedos, de mis odios, y de mis fracasos. Para finalmente creer en la terapia, que conociéndome, abriéndome, y hablando de mí me iba a recuperar.

Pero sucede. Mucha gente se recupera, y se recupera hablando. Que, créanme, es un gran remedio. La terapia psicológica consiste en que un profesional ayude a las personas a tratar sus problemas emocionales, psicológicos y de conducta.

Mediante sus intervenciones nos dan herramientas para que seamos conscientes y reflexionemos sobre lo que hicimos, nos sucede y seamos capaces de mejorar.

La terapia psicológica se trata de formar una relación de confianza, cooperación, y comprensión entre todos. Para expresarnos con total libertad, nuestras inquietudes, nuestros sentimientos, nuestros miedos, malas experiencias, defectos, limitaciones, vivencias reprimidas, y creencias erróneas.

Cuando empezamos a liberar esa carga emocional, nos sentimos más aliviados y nos ayuda a atender mejor los problemas que nos agobian. Pero tenemos que hablar y mostrarnos tal como somos. Así nos pueden ayudar.

La mirada experta del psicólogo nos ayuda a hacer una introspección y descubrir aspectos nuestros que nosotros mismos desconocíamos.

Un profesional analiza lo que el paciente comunica, mira desde afuera. Por lo que pensar “fríamente”, le es mucho más fácil, aparte de que estudio y se dedica a esto.

El operador terapéutico nos impulsa a encontrar nuestro verdadero camino y, por lo tanto, a buscar los medios para que alcancemos las metas, que desistimos y que dejamos en el olvido por nuestra vida enferma.

Un operador terapéutico me alentaba a ejercer el periodismo deportivo, cuando yo ya no quería trabajar de más nada. A hacer entrevistas al mundo interno de personajes interesantes y marginales. Yo ponía excusas de que había perdido el español, que perdí la práctica de escribir y de leer, etc. ¡Pero tenía miedo y desconfianza a lo desconocido y al fracaso!

Así, de alguna manera, me inicié en el periodismo deportivo, y resulto ser una experiencia increíble. Lo haría una y mil veces más. Hoy tengo el convencimiento de que salió muy bueno. Ya llevo miles de artículos, programas, y un par de libros. Por eso, moraleja, debemos saber mostrarnos y escuchar, sobre todo a aquellos que saben y quieren ayudar.

La terapia psicológica contribuye a que podamos conocer nuestras limitaciones, debilidades, defectos, fortalezas, y oportunidades. La mirada objetiva externa nos ayuda a determinar el impacto que tenemos en los demás, y analizar otros puntos de vista que probablemente no hayamos tenido en cuenta.

La psicoterapia es una alternativa para quebrar esas paredes de pensamientos, emociones, y problemas, que impiden que retomemos nuestra vida. Impulsa nuestra apertura a los cambios. Y permite encontrar nuestro camino, uno que más se adapte a nuestra personalidad y necesidades.

Muchos miedos y malas experiencias se convierten en ansiedad, estrés, fobias, y adicciones, pero si una persona va a tiempo a terapias psicológicas, se pueden mermar y mejorar.

Con la ayuda de un profesional, encontramos caminos alternativos al que llevábamos. Yo no solo volví a hablar, a trabajar, a hacer triatlón, a meditar con mente plena y conocerme más, a leer un libro, a emocionarme con la música, y a sentir amor por alguien.Ya quedas predeterminado a hacer actividades que son muchos más beneficiosas que las drogas.

En la terapia individual podés tratar problemas privados, personales y secretos. Que no pensás tratar en terapias grupales, familiares, o multifamiliares.

La terapia de grupo constituye una alternativa eficaz y económica a las sesiones individuales, para tratar numerosos trastornos psicológicos, entre ellos, la fobia social y el aislamiento.

El intercambio con los otros pacientes nos ayuda a sentirnos acompañados en nuestros trastornos, y a reconocer nuestro malestar frente a otras personas. La terapia de grupo nos ayuda a reducir nuestra angustia, aumenta la capacidad del enfrentamiento activo a nuestros trastornos, nos compromete con el compañero, fertiliza la sensación de bienestar, nos enseña a resolver problemas interpersonales, y nos sirve de catalizador para una mejora de nuestra calidad de vida.

Las terapias grupales se basan en explorar nuestro territorio afectivo, con el objetivo de desenmascararnos, frente al resto de los participantes, arriesgándonos a compartir cosas personales, vergonzantes, y hablar de nosotros mismos. Nos obliga a poner «blanco sobre negro».

Y la terapia familiar aborda nuestros problemas generados en el contexto de la familia o con personas significativas. Se trata de un reconocido enfoque psicoterapéutico dirigido al sistema familiar. Habla el profesional, tu viejo y vos, o tu mujer y vos, o tu hijo y vos. Y vamos entendiéndonos los sentimientos y necesidades. Pero educada y cordialmente, como probablemente no sucede en nuestro ambiente.

La terapia familiar aborda la intervención y el tratamiento de la familia con una persona que filtra lo que uno quiere manifestarle al otro. Guia y ordena a los integrantes, para que nos organicemos, nos calmemos, hable uno y después el otro, o que se frene esto y se haga foco en lo otro. El coordinador es quien «dirige» al equipo para que no «se pierdan» en polémicas intrascendentes.

Los principales objetivos de la terapia familiar son la mejora del funcionamiento de la familia. El aumento de la comprensión y el apoyo emocional. Que hablemos y nos conozcamos más. No callando, prejuzgando, o bardeándonos todo el tiempo.

La terapia familiar está especialmente indicada cuando en casa no se habla, cuando el objetivo es mejorar a que los miembros de la familia puedan usar más eficientemente este recurso de apoyo, que se hagan sentir, que puede ser vital para el desarrollo familiar, o los acontecimientos estresantes. Como en una enfermedad grave, una adicción compulsiva, o un litigio traumático.

La terapia familiar es tremendamente útil en tiempos de crisis y también con problemas de larga duración. Además, es efectiva para prevenir problemas como la salud mental, dificultades psicosexuales, matrimoniales, violencia física o verbal, y el desarrollo de habilidades parentales.

Y las multifamiliares con las familias y los pacientes de toda una institución, que terminan siendo una gran familia, y muchos de ellos grandes amigos.

Los jóvenes y no tan jóvenes pueden crear vínculos completamente sanos, encuentran contención, razonan y reflexionan acerca de las acciones que han cometido para comprender lo importante que es el cambio así lograr más bienestar para sí mismos. Trabajamos todos juntos para que nos sintamos en casa y alcancemos la recuperación.

Ahí uno habla de como viene en casa, como está la relación con su familia, hablan tus seres queridos, se plantean cosas, se expresan sentimientos y necesidades, se revuelve el pasado, para luego recibir preguntas, cuestionamientos, y todo tipo de reflexiones de los demás.

Tras esto le toca el turno a otras familias y así sucesivamente. Ayuda a hablar ante «el gran público», a exponer y exponerte, porque lo que pasa en la casa se presenta y dice ahí. Así que es más difícil mentir y decir que está todo bien y que uno es un «monaguillo» de lo bien que viene.

Por supuesto que hablarnos en familia, nuestros problemas para conocernos y reparar los errores cometidos, es el mejor camino a recorrer. Y no usar el silencio, el bardo, las drogas o cualquier consumo problemático como «válvula de escape» a la insatisfacción, el estrés, o la ira que se puede llegar a padecer.

CONSEJO MUNICIPAL DE CONSUMOS PROBLEMÁTICOS

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