Nancy Álvarez fue una deportista olímpica de primer nivel, que siempre vivió en Isidro Casanova, ciudad de 200.000 habitantes (como Concordia) y situada a 10 kilómetros de la Capital Federal. Entreno diariamente en el club Bomberos de Ramos Mejía y fue estudiante de Contabilidad recibida de la Universidad Nacional de San Justo.
Ha sido campeona argentina de Triatlón en la distancia olímpica (gano La Paz), y obtuvo nada menos que su pasaporte a los Juegos de Atenas 2004, gracias a sus performances en el curso de los cuatro años preolímpicos.
Tremenda deportista, universitaria, profesora del NA Team, y ahora además feliz madre de familia. Cuando le preguntaron si era muy difícil estudiar, laburar, y entrenar. Dijo que no tanto, pero tenés que hacerte de buenos hábitos, ser estructurada en eso, y estar convencida de lo que haces. Me quedo con eso porque es «el carozo» de cualquier fenómeno. Bienvenida a la triatleta olímpica argentina Nancy Judith Álvarez a «La Ley del Deporte»:
«Hola, ¿cómo estás?, yo muy bien. Mi papá era ciclista, toda la vida corrió, y mi hermano hacía bicicros. Yo me inicié a los siete copiándolo a él. Pero dos o tres porrazos con la bici me hicieron cambiar de idea. Me retiré y a los doce elegí la natación, que es lo que más me gusta, hasta los diecisiete. Llegue a ser campeona argentina en 100 metros espalda. Aunque una derrota que me dejó afuera del sudamericano me hizo decir basta».
«En el colegio secundario, me enteré de la realización de un torneo de triatlón. Averiguo de qué se trataba y asocié: natación ya hice, ciclismo ya hice, solo me falta correr. Me anoté y obtuve el primer lugar en la categoría juvenil y el sexto puesto en la general. Empecé de casualidad, pero me gustó, y dije: «esto es lo mío».
«Arranque entrenando sola, a combinar las tres cosas, con la parte a pie que siempre fue la que más me costó, ahí empecé mi carrera en el circuito bonaerense. Fui a las copas nacionales, campeonatos argentinos, hasta que después entré al seleccionado nacional».
«En el dos mil, y a partir de mi primera Copa del Mundo en Cancún decidí hacer la clasificación para Atenas. Bueno, fue larga, fue muy difícil correr a nivel mundial, ya que es altísimo, te exigís todas las carreras, el cien por ciento, planificas todo el año para sumar puntos, así que cada una era una final».
«A nivel continental se necesitaban carreras que nos dieran puntos para poder rankearnos y acá estaba solo una en Chile, otra en Brasil, una en Uruguay, y había entrado La Paz. Después había que viajar, no quedaba otra. Centroamérica, Estados Unidos, Canadá, y si no, a la «masacre» que es Europa, donde estaba el mejor nivel mundial».
«En el año 2000 hago una gira mundial viajando a México, Canadá, EE.UU., Brasil, Cuba, Colombia, Francia, Italia, en donde estuve tres meses entrenando, Alemania, Suiza y Austria, entre otros. Con una beca que me dio la UNLM empecé a competir internacionalmente, sumando mis primeros puntos para el ranking, y representando a Argentina. Recién más adelante obtuve una beca de la Nación».
«Con las otras chicas de la selección pudimos compartir varios de los primeros años del seleccionado, viajamos a un montón de carreras juntas, pero cada vez iba a ser más difícil. No teníamos el apoyo económico, la situación del país era muy complicada, y no conseguíamos quién nos pagarán las carreras. Así que cada vez que íbamos, éramos menos, empezamos cinco o seis mujeres, seis o cinco varones, y terminamos siendo solamente dos, pero fue por una cuestión de que no se podía».
«No se podía planificar una carrera de decir bueno, salimos del agua todas juntas, vos tirás, vos me llevas, yo te llevo, como se planifica en los equipos grandes. Era difícil porque estábamos solas, porque tampoco sabíamos si viajamos. Así que bueno, fue una etapa muy linda, muy sacrificada, pero, como todo, hay que ponerle mucho corazón».
«Cuando arranqué, con el triatlón, terminaba la secundaria y empecé la facultad. Al mismo tiempo daba clases de natación en el club donde yo nadaba y la verdad es que me podía organizar, hay que tener una rutina, tener unos horarios y cumplirlos para que te dé tiempo para todo».
«En la mañana yo entrenaba, de las siete de la mañana hasta las dos de la tarde, no sé, iba organizando descansos, colaciones, almuerzo. Después iba a trabajar al club, y a la noche me iba a la facultad. Era todo una combinación de horarios que lo fui organizando para que me dé el tiempo».
«La iniciativa de hacer la clasificación, o sea, en confiar en mí, fue en mi primera Copa del Mundo en Cancún 2000, que fue mi mejor carrera, porque quedé octava y cuarta en el Panamericano, la que me decidió a decir, bueno, vamos a probar, quedan cuatro años».
«Paralelamente a mi campaña deportiva, desarrolle una carrera universitaria y me gradué de Contadora Pública en la Universidad Nacional de la Matanza. Creo que el deporte y el estudio hacen una buena dupla. Todo deportista debería tener un estudio y ese desde un principio fue mi primer objetivo, hacer una carrera universitaria y al mismo tiempo poder aprovechar las condiciones físicas que tenía desde chiquita para cumplir con el objetivo de estar en un grupo olímpico».
«El triatlón es un estilo de vida, que te ayuda a enfrentar cada cosa de la vida, cada otra parte, con otra mentalidad, con otra vista. Una es más tranquila, vas a rendir un parcial y esos nervios, esa adrenalina la pasaste tantas veces en una carrera o en los entrenamientos que ya vas tranquila».
«El deporte te da confianza en vos mismo, sobre todo eso. Y las ganas de seguir y siempre con objetivos, con metas, que es lo que te hace no caer y levantarte todos los días con una sonrisa. Hasta el momento de tener un hijo, de ir y parir, ese dolor es un dolor que ya lo sentiste en algún entrenamiento durísimo».
«Después de Atenas tuve dos años en los que corrí el Sukito de Xterra con bicicleta de montaña, bueno para mí fue un cambio durísimo porque la bici de montaña es pesada y los circuitos eran, fue bastante duros, pero la verdad que fue muy satisfactorio. Me costó bastante, pero son muy divertidos».
«Son muchos cambios de ritmo, constantemente, porque imagínate que el circuito no es un circuito plano, que agarras una velocidad y le das, o vas en un pelotón y tratas de mantener ahí que no te «cuelguen», acá depende pura y exclusivamente de vos, de tu cuerpo, y están muy buenas porque las pueden hacer todos».
«Dejé el triatlón porque mi meta era llegar a los Juegos Olímpicos. Y después de esa meta no vi nada parecido que me entusiasmara, que me dijera bueno, ahora voy por esto, o por lo otro, llegaba hasta ahí. O sea nunca me llamó, en ese momento, la atención el Iron Man, o el Medio Iron Man, que muchos me preguntan por qué no seguiste en la media y larga distancia, como hacen muchas».
«Es como que yo con Atenas cerré una etapa de mi vida como deportista y tenía otros proyectos, por eso seguí con otras metas, como formar una familia, recibirme y bueno y hacer lo que estoy haciendo ahora, ser mama, criarlos, profe…».
«Ya en algún momento, voy a volver así que ojo (otra vez se rie), pero ahora estoy disfrutando esta parte de mi vida que también la tenía planificada. ¿Lo que yo les puedo decir? Mmmm… es que hay que seguir adelante, que todos los obstáculos, o sea, hay que superarlos, que eso te dé más fuerza y que no te rindas. Y sobre todo la confianza en uno mismo, confiar en lo que vos estás haciendo, que es lo que querés, y lo estás haciendo de la mejor manera que podes».
«Hoy tengo el grupo de natación y triatlón «N.A. Team». Que me encanta. Quiero agradecerles a mis alumnos por confiar en mi trabajo, mi experiencia y aceptar la exigencia para que todos logren su mejor versión. La gran diversidad de metas y objetivos de todos hacen que me mantenga siempre actualizada y preparada para seguir acompañándolos en este hermoso camino deportivo».
FEDERICO MULLER