Raúl Athos Landini nació un 14 de julio de 1909 en Buenos Aires. Y murió un 29 de septiembre de 1988, a los 79 años de edad, también en Buenos Aires. Fue campeón argentino Welter durante cinco años, pero también militó en la División de los Medianos del boxeo.
Raúl “Cronómetro” Landini, con solo 18 años de edad, fue el representante argentino en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 en la categoría Welter. Y trajo de vuelta a su Buenos Aires querido y natal… Nada menos que una medalla de Plata.
Landini llegó a Ámsterdam 1928 para representar a la Argentina en el peso Welter, una categoría hiper competitiva del boxeo. De más de 63 kg y menos de 67 kg. En primera ronda le ganó a Tommy Lown de los Estados Unidos. En octavos de final derrotó a Valter Palm de Estonia. En cuartos de final al local Cor Blumer de Holanda. En la semifinal sorprendió al canadiense Raymond Smillie asegurándose así una medalla en la final. En todas estas instancias el boxeador argentino avanzó ganado por puntos y bien.
En la final perdió con el neozelandés Ted Morgan, también por decisión. Era un «Cronometro» que apilaba golpes matemáticos y con gran puntería. Un sumador de puntos con precisión. No tiraba «a mansalva». Elegía y calculaba bien el desgaste ofensivo, y también el defensivo. Era un relojito.
Landini debuta en el campo rentado un 1 de noviembre de 1929 ganándole por KO a Miguel Díaz. Ya en 1923 había explotado el primer ídolo del boxeo: Luis Ángel Firpo. Y en ese momento el más popular y taquillero era nada menos que Justo Suárez «El Torito de Mataderos». En ese marco Raúl empieza a descollar con victorias contra gente muy buena como Vittorio Venturi, Juan Carlos Cásala, Ignacio Ara, Amado Azar, Antonio Rodríguez, y Ángel Sobral.
Como era un medallista olímpico «tenía coronita». Debuta y gana el 10 de octubre de 1930 en el Madison Square Garden. Algo que era muy difícil de lograr en aquellos años. Luego hace una pelea más en los Estados Unidos. Ganando en el Laurel Garden de Newark, New Jersey. Tenía gran resistencia a los golpes y eficiencia en sus lanzamientos. Nunca nadie pudo noquearlo, ni cerca. Fue una fuerza importante de la década del 30. Se retira el 16 de julio de 1940 perdiendo por puntos a doce Rounds con el río cuártense Raúl «Telaraña» Rodríguez.
Landini militó en una categoría llena de grandes nombres por todos lados del mundo. «Peces llenos de espinas»: la Welter (147 Libras/66.700 Kilos). División que cobijó a exponentes magistrales de la historia de nuestro boxeo. Desde héroes inolvidables como Cirilo Gil, Federico Thompson, Jorge Fernández, Ramón La Cruz, Horacio Saldaño, Abel Cachazu, Esteban Osuna, Miguel Ángel Campanino y Mario Guillotti. Hasta valores de estos tiempos como Sergio Martínez, Carlos Baldomir, Marcos Maidana, Lucas Matthysse, o Diego Chaves.
Boxear por la corona albiceleste Welter lo quieren todos los de las categorías del medio. Es prestigiosa. Y poder lucir, un cinturón por el cual pujaron los mejores atletas de nuestro país, siempre fue un sueño lejano y bello para todos. El fue un sólido campeón de la categoría.
Es uno de los veinte boxeadores más importantes de nuestro país. A lo largo de su carrera disputó un total de 162 peleas, tanto en calidad amateur como de profesional. Como pro ganó 43, perdió 7, y empató 4. Totalizando 54 enfrentamientos oficiales.
Raúl «Cronometro» Landini fue figura en la Década del 30 conocida como «La Década Infame». Que vivió el primer golpe de estado al gobierno democrático de Hipólito «El Peludo» Irigoyen, y que está salpicada por fraudes electorales «por doquier». Pero a pesar de que el mundo se ponga «peludo», siempre hay gente destacada e inspiradora que merece ser rescatada como él.
En el año 1940 Landini se retiró del boxeo profesional, pero siempre se mantuvo cerca de este deporte. Que le dio todo. Se dedicó a enseñar esta disciplina como docente de Técnica Boxística en el prestigioso y respetado Círculo de Periodistas Deportivos. Le contó las vivencias, anécdotas, técnicas y estrategias a los futuros periodistas deportivos de nuestro país. Con amabilidad y simpatía. Que disfrutaban de sus clases «como pibe en juguetería». Inolvidables. No tenían desperdicio. Además, fue profesor de boxeo en la Facultad de Derecho de Buenos Aires. Se lo recuerda por como les enseñaba a cuidarse de los golpes.
Y fue presidente de la Casa del Boxeador, Institución que intenta amparar a los boxeadores mayores en dificultades. Landini fue un grande entre grandes. También fue actor de películas como Segundos Afuera, y tocaba el violín para humanizarse y emocionarse mucho. Para él, pero también para los demás. Era uno de sus pasatiempos preferidos. Cuando uno es capaz, las puertas se van abriendo solas al pasar…
Él es uno de nuestros héroes que hicieron historia grande en el boxeo… El deporte que más alegrías y campeones le dio a los argentinos en los Mundiales y en los Juegos Olímpicos. Y se merece que lo recordemos con afecto, respeto, y agradecimiento.
Hay que acordarse y homenajear a los grandes tipos. Un tipo que dio y recibió mucho de la vida. Tanto como deportista, como profesor, como dirigente, y hasta como músico. El dio y recibió. Es importante ese equilibrio que tuvo en vida. Dar para ganar el cielo. Pero si únicamente das, y no recibís nunca nada a cambio, te podés cansar y secar como un desierto.
Adiós hombre de la historia de hoy en La Ley del Boxeo. Me alegra que hayas sido profesor del círculo de periodistas. Fuiste un gran dador. Pero también que hayas sido, muy merecidamente, un gran recibidor. Y, como digo yo, siempre junto al box.
LA LEY DEL BOXEO