Evander Holyfield (44-10, 29 KO) nacio en Atlanta, Georgia. Un 19 de octubre de 1962. Es recordado en el mundo entero por sus peleas con Mike Tyson y aquella mordida en la oreja. Pero mucha gente no sabe que primero Holyfield fue un campeón del mundo Crucero. El mejor peso Crucero de la historia del boxeo. Holyfield ganó todos los cinturones que había disponibles en la categoría desde julio de 1986 hasta diciembre de 1987. Un destructor. Es el único campeón de mundo Crucero y Pesado de la historia. No hubo otro como Evander.
Holyfield no hablaba mucho. No se sabia que había dentro de su «mundo interno». El entrenaba todo el tiempo. Encontraba en el ring el bienestar y la paz. Era su zona de confort. Inclusive si estaba en el medio de una guerra mundial. Evander fue el campeón del mundo unificado de los Cruceros al ganarle a Dwight Qawi el de la AMB en una pelea brutal, a Ricky Parker el de la FIB, y a Carlos León el del CMB. Paso la escoba en esa división. Era un boxeador rápido, durable y potente. Insoportable en el cuerpo a cuerpo.
Evander luego sube a los Pesados y fue el único campeón de la máxima categoría cuatro veces diferentes. Un monstruo. Unificó todos los títulos. Era capaz de disfrutar y mucho una batalla sangrienta y «áspera» de mirar para el ojo humano. Te podía «sangrar la retina» de ver tanta violencia sobre un cuadrilátero de boxeo. Para él era un dia «movidito» en la oficina. Se le complicó un poco. Nada grave. Hay que meter más sacrificio que vas a hacer. No se hacía mucho la cabeza. Se dice de el que hacía todo muy bien pero nada perfecto. Tenía aceleración, definición, habilidad para rematar a los rivales. Pero lo esencial era invisible a los ojos de los periodistas deportivos y críticos de boxeo…
El tiro una frase que fue su máxima y lo describe de pies a cabeza: «Mi mayor virtud es mi fuerza mental, si vos no sos fuerte mentalmente… no sos fuerte en nada». Era un boxeador de presión inteligente. Trabajaba detrás de un jab fuerte como un bate. Y era inaguantable en el «palo por palo», en la corta distancia mezclaba habilidad, creatividad y eficacia. Fuerte y determinado con el gancho de izquierda y combinaciones muy duras con la diestra y con la siniestra. Fue un monstruo de todos los tiempos.
El 9 de noviembre de 1996 Evander le gana a Mike «El Hombre de Acero» Tyson enfrentando un gigantesco 25-1 en contra en las apuestas. Tenian miedo por su salud física y mental antes de la pelea. Sorpresa, sorpresa… batacazo gigante. Uno de los más grandes de la historia… Lo rompe todo. Lo corta al principio, lo tira en el medio y lo remata al final por KO 11. El planeta quedo shoqueado aquella noche. Nadie pudo dormir. Surrealista mi viejo. ¡Marcha y sale miles de contenedores de Valium para el planeta tierra!
A los 38 pirulos gana el titulo del mundo por cuarta vez. Busco el quinto y siguió siendo competitivo, pero ya no el mejor. Perdía en decisiones controversiales. A los 50 cuelga los guantes. Le retiraron la licencia porque nadie quería que termine muerto. El fue el mejor en una época muy buena de los pesos Pesados. La dorada: Frazier, Ali y Foreman. La plateada fue la suya: Holyfield, Tyson y Lewis. Media casi 1,90 cm, pesaba 95 kilos y tenia músculos hasta en la frente. Era capaz de noquear ogros de mas 2 metros y más de 150 kilos. Tenia el corazón de un tiranosaurio.
Sus mejores victorias fueron frente a Mohamed Qawi, Buster Douglas, George Foreman, Mike Tyson dos veces, Michael Moore y a Ridick Bowe. También le ganó a Ray Mercer y a Larry Holmes… Nunca gambeteo ningún desafío. Jamás… Y su mandíbula no tenía muchos inconvenientes en recibir «bombazos» de los más devastadores pegadores de la categoría más glamorosa de todas.
«El Comandante» se retira a los 5o años de edad buscando el titulo del mundo. Hubo que decirle que deje de entrenar como maníaco y que se relaje un poco. «Tomate un tecito Comandante». Llévala mas tranqui. Tenía una pasión que no la podían quebrar o disminuir. Ni siquiera el paso de los años y las palizas que llevaba encima le sacaron las ganas… Fue un «Guerrero de Dios».
Una vez dijo que ganar o perder no era un problema: «Era parte del juego y del show. Para ser cuatro veces campeón del mundo de los Pesados debes perder la corona tres veces. No se trata de ganar o perder. Se trata de no rendirse jamás». Hoy los jóvenes boxeadores cuidan su invicto más que a sus novias, pero el experto sabe que no importa cuantas veces perdiste. Jamás funciono así. Importa contra quienes perdiste, cuando y como. Sin nombres propios los números no son nada. Por lo menos para la historia grande del boxeo siempre va a ser así.
Hay cosas que jamás cambiarán. Porque la verdad siempre sale a la superficie. Y esta muy bueno que así sea… Hay que tener nostalgia y acordarse del pasado. Obviamente que siempre con objetivos, metas, y ganas de hacer algo como la gente en el futuro.
«A pesar de que me lo noqueaste a Mike Tyson aprendí a quererte, valorarte, y finalmente a admirarte. Como se dice siempre don Evander: «Nunca es tarde».
LA LEY DEL BOXEO (MARTES 20 HS 94.9).