FEDERICO "LOBO" MULLER

LA PROMOCIÓN DEPORTIVA POR «LA LEY DEL DEPORTE»

La historia del deporte en Argentina se remonta a los diferentes pueblos originarios. Que a partir del siglo 19 se llamaría la Argentina. Los mapuches practicaban el palín o la chueca. Luego los tobas, y los mocovíes se contagiaron. Fue el primer deporte que alcanzó gran difusión entre los pueblos que vivían en nuestro país. Era con una pelota de madera envuelta en cuero y un bastón tipo palo para trasladarlo. Había que llevar el esférico a «territorio enemigo».

En esa época el juego era rudo, requería una rigurosa preparación física y estaba acompañado por cantos y rituales. Argumentando las apuestas que se realizaban y las lesiones que solían padecer los jugadores, las autoridades españolas prohibieron ese juego aborigen. Y el pueblo guaraní practicaba un deporte de goma jugado exclusivamente con el pie, considerado uno de los antecedentes del futbol.

Recién en el siglo XIX, comenzó a practicarse el deporte en su modalidad moderna, reglado y organizado a partir de asociaciones deportivas locales y nacionales, insertas en federaciones mundiales. En 1831 ya existía el Buenos Aires Cricket Club y en 1833 se instaló una escuela de esgrima en Buenos Aires. En 1856 el turf se convirtió en el primer deporte en ser formalmente reglado. Una década después, la esgrima comenzó en ser practicada en el ámbito militar y se realizó el primer torneo de atletismo.

En las últimas dos décadas del siglo XIX se crearon decenas de clubes deportivos y las primeras federaciones. La influyente comunidad británica en la Argentina, difundió la práctica de deportes como el polo, el fútbol, el rugby y el hockey sobre césped. Simultáneamente, se empezaron a practicar otras disciplinas deportivas como el boxeo, el ciclismo, la gimnasia artística, el automovilismo y la aviación. Siempre se necesitó juntarse con amigos, entrenar y competir. Es una de las cosas más lindas que existen en este planeta.

Hoy, en las ciudades grandes, el cemento ha cubierto los campos y baldíos donde cualquiera podía armar un «picado de futbol» en cualquier momento. La mayoría de la gente ya no juega, sino que ve jugar a otros desde el televisor o la computadora. Y eso es un problema. Quedan gordos, pálidos, con granos, y hasta medio atontados.

El fomento y la promoción de la actividad física «calman la vida» y contribuyen al bienestar y la salud de todos nosotros. Hacer deportes es como fertilizar todo nuestro cuerpo y cabeza. Por eso lo recomendamos en cada charla. Los beneficios son muchos e innegables. Por eso los programas de salud y deportes son tan importantes. Tanto desde el Estado como desde las compañías privadas. Para mejorar, no solamente la salud, sino también la productividad, el humor, y el presentismo de los estudiantes y empleados. Con deportes más onda.

Como dice Eduardo Galeano: «El deporte es una terapia de vínculos». La Dirección de Deportes realiza un «Programa de Promoción Deportiva». Se efectúa una entrega de materiales de trabajo al personal para poder tener las herramientas y dejar lindo esos espacio: mantenimiento, limpieza, y corte de pasto. Vayan y hagan deportes, que uno de su agrado tiene que haber.

La superpoblación, la densidad del tráfico, los pocos parques, la falta de tiempo por estudio o trabajo, y la pobreza hacen que la gente no haga actividades físicas. Además, las pantallas permiten que puedas trabajar sin moverte de tu casa… La cultura de «todo con un solo clic» ha hecho que se vaya perdiendo el culto a «mover el esqueleto». Y no hacer deportes nos puede matar.

Estos programas de gestión de salud aportan un beneficio directo a la salud mental, física, y espiritual de nuestra comunidad. Previenen y hacen frente a enfermedades y comportamientos que no suman en nada. Todo lo contrario… Restan «mucho y mal». El deporte te da una conducta, te forma el carácter, y te contiene para que no derrapes mal.

El objetivo es promover hábitos de vida sana y encontrar grupos de trabajo con compromiso por el bienestar de la gente. Y romper con esta «inacción» disparada por nuevas culturas, la Pandemia Coronavirus y todas sus consecuencias.

Estos reductos, campitos o potreros, tienen que hacerle frente a la invasión de los automóviles, a la violencia, al desvinculo y la soledad potenciada por la Pandemia y la modernidad. Para poder tener más espacios de encuentro y más tiempo para encontrarnos. Hay que hacer esta contra cultura.

Vayan a las canchitas o a los campitos para que se diviertan con la pelota. Hasta terminar cayendo agotados del cansancio y de la felicidad. Gozar de un tercer tiempo inmaculado. Y divirtiéndose como unos payasos. Allí estará esperándolos la tan deseada felicidad.

MATRIX 94.9

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