La Ley del Deporte tuvo a dos pilotos y a dos grandes nombres del Automovilismo en Concordia. Luego reconocidos trabajadores en nuestra comunidad. Gente del deporte y del trabajo. Pero sobre todo dos viejos y grandes amigos. Uno vivía en un campo de Villa Zorraquín con su familia. Y el otro en el campo de al lado con su respectiva familia. Se criaron juntos. «Los Rodríguez» y «Los Cutro» obviamente se re contra conocían. Unidos geográfica y afectivamente.
Una amistad de siempre. Porque tienen muchísimo en común. La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad. Lo demostraron escuchándose al otro con atención. Además estiraban la mano y tenían al viejo Autódromo de Concordia a un kilometro de sus ranchos. Estaba «en el primer cajón». Soñaban con ese «mundo motor». Le damos la bienvenida a «El Burro» Cutro y a «Pancho» Rodríguez a La Ley del Deporte:
«Pancho» Rodríguez: «Vivíamos pegados en Villa Zorraquín. Atrás del Aeroclub. Teníamos quintas de citrus y viñas. Ellos también. Trabajábamos en el galpón y andábamos en tractor. Y cada dos por tres se escuchaban los autos de carrera de Castelli, de Von Vernich que estaban probando… Y enseguida salíamos corriendo a ver. Estábamos hasta la noche. Cuando llegábamos a casa era el problema… Porque no nos queríamos volver».
«Burro» Cutro: «Ellos eran cuatro hermanos y nosotros cuatro. Todos de la misma edad. Como que se ponían de acuerdo nuestros padres para «llamar a la cigüeña». Íbamos a la escuela de Villa Zorraquín juntos y a caballo encima. Corríamos carrera para ver quien llegaba primero. Muy lindo. A veces quedaban tirados en el suelo, a mitad de camino…»
«Pancho» Rodríguez: «Empecé a trabajar de Cadete de Electricista en lo del piloto Ceroleni, quien era mi primo. Terminábamos de trabajar y me quedaba alumbrando el auto de él, mientras trabajaban hasta tarde. Yo era feliz, imagínate. Era el sueño del pibe poder estar ahí mirando de cerca como lo preparaban. Pocos tenían esa chance de aprender mecánica con un piloto de competición».
«Burro» Cutro: «Nuestra vida era el automovilismo. No conocíamos otra cosa. Pensábamos, fantaseábamos, y soñábamos con ser pilotos de autos. Aún hoy soy el Presidente del Auto Club y viajamos a ver el Rally donde corre mi hija Nadia. No hay otra cosa ni otros deportes en nuestra diaria».
«Pancho» Rodríguez: «El arreglo que teníamos con Oscar era que las carreras del campeonato de Fiat 600 yo lo acompañaba como mecánico. Y las que eran fuera del campeonato las manejaba yo. Debuto en Concepción del Uruguay donde nos invitan a una presentación de la Categoría. El sábado arranco ignorando el acuerdo que era de ir pasándose entre todos para que sea más vistoso para el publico. Largo de atrás y agarro la punta y me persiguen todos. No me paró nadie. Ganamos. Me dicen: «Ganaste por ese acuerdo. Pero el domingo te van a pasar por arriba». Me aconsejan: «Vos seguilo al Flaco Fochesatto que es el que sabe». Segunda vuelta «El Flaco» se va afuera y tumba. Yo pegado atrás también salgo afuera y tumbo. Así que le dejé todo el auto abollado a «El Burro» para que siga con el campeonato… (Se ríen juntos)».
«Burro» Cutro: «Íbamos como una banda de veinte a cada carreras. Ellos, nosotros. Mi papa Savino que era un personaje. Hacía los asados para todos, nos motivaba, y nos alegraba en los viajes. Mi tío que era muy querido por la Categoria… Los Fiat 600 era una División importante en esa época. Y había que manejarlos…. Salíamos de pilotear una camioneta que andaba a 70 km para pasar a un Fitito que viajaba a 150. Era un salto de velocidad muy grande. Y no teníamos divisiones inferiores como ahora. No sabíamos lo que era andar en un Karting».
«Pancho» Rodríguez: «Hoy sigo vinculado al automovilismo porque corre Ignacio, mi hijo. Desde los cuatro años que le compré un karting. Y lo ha hecho en muy buen nivel. Ganó tres campeonatos. Corrió en Turismo Nacional, luego bajó a Turismo Pista porque los costos son muy altos. También corre picadas en un Fiat Uno. A veces llega a las carreras sin poder probar el auto. Va sintiéndolo en el medio de la carrera. Es muy difícil hacerlo así. Pero tiene una determinación y un amor por los fierros que le permiten continuar haciendo lo que lo hace feliz».
«Burro» Cutro: «Yo sigo como dirigente. Tratando de ver como se pagan los gastos sin competencias ni actividad normal en el Autódromo. Y con Nadia mi hija que anda en un alto nivel en el Rally Argentino. Compitiendo con hombres de igual a igual. Tiene un ritmo a la altura de los mejores sudamericanos. Ella, con Luciano, han estado por encima hasta de los pronósticos mas optimistas. Y estoy muy alegre y orgulloso de ella. Maneja realmente muy bien esos coches que parecen venidos de otro mundo».
Uno habla y el otro escucha atentamente. Se conocen, se ponen en el lugar del otro, se quieren, se desean lo mejor. Ellos y sus familias compartieron muchos momentos juntos. Se tienen mucha afinidad. Y han cuidado de esa amistad que la vida les regaló. Los amigos son los hermanos que elegimos. Se estiman, se contienen, y sintonizan juntos. Compartieron sus sueños, sus luchas, sus tristezas, y sus alegrías. Las de ellos y las de sus seres más queridos. Tener amigos como ellos nos impulsa a mejorarnos, a creer en nosotros, y a sentirnos acompañados a lo largo de nuestro camino. Esas relaciones son regalos hermosos que a veces nos suceden en la vida…
LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS RADIO MATRIX 94.9)