FEDERICO "LOBO" MULLER

PRODUCTOR DE CONTENIDOS «NACHO» SANCHEZ SORONDO EN «LA LEY DEL DEPORTE»

Este no es un relato del estilo, se cansó de todo y puso un barcito en Brasil. Tampoco viene por el lado de se fue a vivir a Europa y en un día gana lo que acá en tres meses. La historia de Nacho Sánchez Sorondo no tiene la épica de un héroe y, aunque es inspiradora, también bastante terrenal.

Tenía una empresa de transportes con siete camionetas en la calle. Parecía que le iba bien, pero venía derrapando por dentro. No estaba preparado profesionalmente y se le había ido el «billete a la cabeza». Hace diez años, entre cheques rechazados y «mil incendios» que no podía apagar, Nacho terminó por bajar la persiana y volvió a la casa de su mamá.

Para seguir enhebrando desdichas, se separó de la novia con la que se iba a casar y se sintió completamente solo en el mundo. Después de llorar durante nueve meses, se obsesionó con correr un triatlón Iron Man y, con ese anzuelo, salió de la cama.

Una vez recuperado, viaja solo en moto por todo el país durante dos años, escribe un libro, sube mil videos de sus aventuras a Instagram y hace una película que se llama Argentina sin Atajos. Hoy la rompe, es famoso, y sobre todo hace y vive de lo que le gusta. Bienvenido «Nacho» Sánchez Sorondo a «La Ley del Deporte»

«Un amigo me tiró la idea disparatada de hacer un Iron Man, una prueba de casi 4 kilómetros de nado en mar abierto, 180 kilómetros de bicicleta en ascensos y descensos, y 42 kilómetros corriendo, con un tiempo límite de 17 horas. Era absurdo por donde se lo mire, más para alguien que estaba yendo de la cama al living desde hacía meses. Pero, el proyecto Iron Man me rescató».

«Para empezar, nunca había aprendido a nadar; y, cuando quise trotar tres cuadras, entendí el chiste de «no poder correr ni al colectivo». Pero la progresión fue así: dejé de fumar, corrí tres cuadras primero, después seis y al poco tiempo ya estaba entrenando cuatro horas al día, con personal trainer y nutricionista. Tenía un año exacto de preparación para el Iron Man, el 29 de noviembre del 2015, en Cozumel, México».

«Para bancarme los gastos, empecé a trabajar de mozo, justo yo que me jactaba de haber armado varias empresas. Pero no me importaba. Más que la carrera en sí, lo importante fue el camino previo. El deporte me conectó con valores increíbles: perseverancia, disciplina, humildad, paciencia, pasión por lo que emprendes. Y lo corrí nomás: tarde unas 13 horas. A partir de ese momento, mi vida dio un giro de 180 grados».

«De regreso a Buenos Aires, me reinserté en el mercado laboral y trabajé cuatro años en una empresa de energías sustentables, pero ya mi cabeza estaba en otro lado. Apenas podía, me anotaba en la aventura que me pusieran adelante, desde una maratón hasta el ascenso al Lanín. No había vuelta atrás. Me acuerdo de que mis hermanos me decían, no seas «boludo», que tanto te costó esto o aquello. Pero lo que yo quería no era reinsertarme, sino todo lo contrario: salir a la ruta, darle un descanso al sistema, viajar, no perderme nada allá afuera».

Los paisajes que registró Sánchez Sorondo, también para un libro
Los paisajes que registró Sánchez Sorondo, también para un libro

«En 2018 vendí todo lo que tenía para dedicarme a la comunicación audiovisual. No sabía nada de documentales, ni de edición de video, ni tenía equipos, pero me puse a ver tutoriales en YouTube y con eso, arranque. Nadie daba un peso por mí. Y en ese momento tenían razón: no soy fotógrafo, ni periodista, ni editor. Soy un atrevido y me quería animar a conocer el país y poder contarlo a mi manera».

«Ese mismo año me subí a una moto con rumbo a Córdoba y seguí hasta Catamarca, Tucumán, Salta, Jujuy y La Quiaca. Viajaba en carpa y, prácticamente, con lo puesto. Si hubiera viajado en auto y durmiendo en hoteles, no habría conocido ni la cuarta parte de lo que descubrí. Luego de recorrer el Norte, regrese a Buenos Aires y cambie de moto –gracias al aporte de un sponsor– para enfilar esta vez hacia el sur, hasta Tierra del Fuego».

“Iba haciendo videos y mostrando todo en las redes (en 2018 tenía solo 500 seguidores en Instagram y hoy casi 70.000). Yo quería hacer el mejor documental jamás hecho sobre la Argentina, pero lo más importante fue haberme dado cuenta de que tenía que contar las historias de la gente de cada lugar”.

«Y esa revelación la tuve cuando conocí a Lorenza. La historia de Lorenza es increíble. Es una mujer de más de 90 años que vive sola en un ranchito de adobe, sin agua ni luz, en el medio de la Cordillera (en Catamarca). Llegar hasta su casa requiere un viaje muy arduo, que solo se puede hacer a caballo o en mula. Viaje con familiares de Lorenza, que también viven en la montaña y me acompañaron en la travesía. Y pase varios días conviviendo con ella».

Cuando me topé con Lorenza entendí verdaderamente mi propósito: contar historias ocultas de la gente, historias que inspiren, que traspasen la pantalla, que lleguen al corazón y generen un cambio. Soy un apasionado de los testimonios y Lorenza fue el primero, el faro que marcó el camino a seguir”.

«Durante 2018 y 2019 estuve arriba de la moto y pare en 2020 con la pandemia. En vez de sentirme enjaulado, use el encierro para hacer contactos. Por LinkedIn me contactaron, a través de un directivo de Disney, para tener un zoom con responsables del canal de tevé Nat Geo. Me pidieron dos episodios que había editado de mis viajes y les mandé 15. Me terminaron comprando cinco”.

«Además de la serie para National Geographic, publique el libro fotográfico Argentina sin atajos y realicé la película del mismo nombre que se estrenó en un encuentro de cine de aventura cuya gira 2022 comenzó en Bariloche, pasó por San Martín de los Andes y llegó al Coliseo».

«A la película sobre mi viaje, sumé la dirección y edición de un documental titulado Everest, que narra el ascenso a la montaña más alta del mundo de Facundo Arana».

Después del parate de 2020, Nacho salió a la ruta a completar la segunda parte de su viaje

“Fueron dos años de dormir en carpa. Me acuerdo de que en Tierra del Fuego me levantaba a las tres de la mañana para calentar agua y meterla en la bolsa de dormir; así, durante cada una de las treinta noches que pasé allá. Estaba re curtido, ahora tengo manos de princesa”.

«Después del parate de 2020, salí a la ruta a completar la segunda parte del viaje, por el litoral argentino, desde Misiones hasta Corrientes, Santiago del Estero, Chaco y Formosa. Allí quede encandilado con los Esteros del Iberá (“es el África de Argentina”), filme historias de personajes hermosos –como la de Keneke, el Mencho correntino– y, en un asado al que me invitaron en Corrientes, conocí a la mujer con la que me case ocho meses después».

Los paisajes que registró Sánchez Sorondo, también para un libro

«Actualmente, estoy metido en varios proyectos, entre ellos un documental sobre «La Historia del Caballo en la Argentina». Además, me puse el traje de conductor en el programa Locos x History, en la plataforma de History Channel. Y, cuando puedo, doy charlas vocacionales en los colegios».

“Hay que enfrentar los miedos, que no hay nada detrás de ellos. Todo se puede hacer, pero con voluntad. Encontrar mi vocación fue un regalo que pocos tienen. Y eso me cambió la vida y me hizo conocerme a mí mismo, escuchando a la gente y compartiendo esas historias para que otros aprendan”.

FEDERICO MULLER

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