La natación tiene el cartel de ser el deporte más completo. Siempre se dijo así. Empecé a nadar antes de enterarme de todos sus beneficios. Recién sabia caminar, y mucho antes de saber leer. Se dice que fue a los dos años. Es mi deporte madre y mi «hábitat natural»…
La natación es un deporte que hoy en día ya se puede practicar todo el año. No hay que esperar a que llegue el verano. Podés nadar en tajamares, lagos, arroyos, ríos y mares. Y piletas con temperaturas cálidas.
La gente se desespera por disfrutar el aire libre, la flora y la fauna de la naturaleza. Quien no gusta de ver sus cuerpos fuertes, atléticos y felices. Ver imágenes victoriosas. Hay ropa que resisten el «importante tornillo» que hace por «estas latitudes».
En Concordia hay piletas climatizadas para el frío. Aguas limpias, óptimas temperaturas, y vestuarios higiénicos. Así que no hay escusas. Si andas congelado… seguro que salís aliviado tras el entrenamiento. La temperatura tibia se te mete bajo la piel y te calienta el cuerpo. Te vas con el clímax justo y contento de haber hecho deportes. Tonificaste el cuerpo y relajaste la cabeza.
Los médicos recomiendan la natación para rehabilitaciones, fortalecer las articulaciones y mejorar la elasticidad de nuestros músculos, entre otras cosas.
La natación es un deporte maravilloso que nos puede ayudar en todos los aspectos de la vida. No porque el deporte nos convierta automáticamente en mejores personas, pero sí porque nos transmite valores fundamentales como el respeto, el orden, la disciplina, y la perseverancia.
Y lo mejor de la natación es que no hay edad para empezar. Mucha gente se inicia de grande porque le recomiendan la natación por algún inconveniente físico. También hay quienes lo hacen simplemente como terapia. Pueden nadar las personas mayores, los bebés y hasta las embarazadas.
Sumergirse en el agua y dejar la mente en remojo por un rato es lo mejor que podemos hacer cuando estamos llenos de preocupaciones. Nadar segrega endorfinas, las famosas hormonas del placer, que después de algunos minutos de esfuerzo provocan una sensación natural de felicidad. Por eso es un entorno tan propicio para renovar energías.
La iniciación en el agua siempre va de la mano del profesor, nadie es autodidacta. Si se trata de un niño, tiene que sentirse atraído por ir a la pileta. En el caso de los adolescentes, es importante que el entrenador pueda conectar con ellos a través de un mensaje apropiado para cada uno. Los chicos hoy suelen estar muy dispersos y es fundamental el trabajo y la sensibilidad para entenderlos. Del otro lado, el que aprende también tiene que dejarse guiar, dejarse enseñar, y prestar atención. Ser humilde es fundamental para aprender y desarrollarse.
Te fortalece todo el tren superior y los abdominales. Te reduce «los michelines» que no queremos ni ver, «La chicha», más allá de no ser estética… no es para nada sana.
Te favorece la memoria, los ejercicios de respiración que haces, cuando nadas, oxigenan el cerebro. Te beneficia la capacidad pulmonar. Mejora la presión sanguínea. Te calma el dolor de espalda y tu columna se te hace más flexible.
Toda tu actividad cardiorrespiratoria mejora. Una hora de entrenamiento (cuatro % de tu día) es una inyección de vida a tu organismo. Cuando nadas, la sangre se activa, mejora tu circulación y te sentís mucho mejor.
Nadando no solamente se relajan los músculos de tu cuerpo, sino que tu cabeza se despeja, se «refresca», y pesa menos. Nadie te habla ni te demanda nada… ¡porque todavía no inventaron un megáfono resistente al agua! Es un buen momento para encontrarte con uno mismo. A solas y en silencio.
Cuando nadas visualizas, por ejemplo, tus hombros, el movimiento de los dorsales o el empuje de tus tríceps. Al enfocarte en la técnica, músculos o articulaciones, tu cabeza limita los pensamientos estresantes del trabajo o familia. Se «calman las aguas de la mente». Y le das un buen recreo.
El agua te da energía positiva. El sol, el tercer tiempo. Las juntadas de los findes y los viajes a las carreras. Es muy probable que tu grupo de amigos sea sano y bueno. ¡De buenas intenciones! Es difícil que sean tipos jodidos. Puede haber alguno que otro.. ¡Pero hay que buscarlos con lupa!
Salís de nadar y andas con la bandera blanca. ¡Alto el fuego! No te querés pelear con nadie. ¡Paz y amor! Podés hacer natación para relajarte, sacar músculos, mejorar tu velocidad, tu potencia, bajar tus tiempos, o para combatir la obesidad, yo qué sé…
Plantéate desafíos personales en natación. Por cientos de motivos. Es importante tener siempre presente el objetivo. ¡Y que sea viable! No vas a ganar fama, gloria ni plata. No es tan importante el reconocimiento público como el reconocimiento de vos mismo. ¡En natación, boxeo, o «bolita con rodilleras», importa más lo que vos te decís a vos mismo que lo que digan los demás!
No vas a correr por un millón de dólares. Lo vas a hacer por algo mucho más importante que eso: tu vida misma.