Julio Jorge Olarticoechea nació en Saladillo, provincia de Buenos Aires, un 18 de octubre de 1958. Y mientras arranco a escribir ya se me empañaron los ojos de emoción. Recuerdo que El Gráfico, tras la consagración Argentina en el mundial de México 86, lo describió así: Julio Jorge «El Vasco» Olarticoechea: «La pierna fuerte y el corazón grande».
«El Vasco» Olarticoechea tuvo un paso inolvidable por la selección nacional de futbol. Jugaba de todo, era un «poli funcional». Estaba siempre patrullando la cancha «para lo que guste mandar». Un fenómeno como jugador y una excelente persona. Con todo tipo de buenos valores. Fuerte como una tosca. Este hombre estuvo 17 años en la primera división del futbol profesional. Y es uno de los jugadores, con alrededor de 600 partidos, con más presencias en el futbol argentino. Lo tenías que tener en tu equipo. Sumaba en todos lados. Nunca restaba.
Era un jugador tremendo que se adaptaba a las necesidades de cada director técnico. Rápido, tiempista, explosivo, con vocación de ataque, fuerte como el cemento. No parecía tener carne y huesos en las piernas, parecía tener «granito» a la hora de chocar y trabar. Era una topadora que te pasaba por arriba. ¡Pierna fuerte y corazón grande!, como escribió algún emocionado periodista deportivo de El Gráfico. Con ustedes: Julio Jorge Olarticoechea señores de La Ley de El Deporte, «El Vasquito», para lo que guste mandar…
«El Vasco» Jugo en Racing, Boca, River, Nantes, Argentinos, y Mandiyu de Corrientes. Integro los planteles de la selección Argentina en los campeonatos mundiales de España 82, México 86, y de Italia 90.
Cuando de chico en Saladillo no estaba jugando en los «campitos» del pueblo, a «El Vasco» lo podías ver pintando heladeras o laburando en un taller de chapa y pintura. Se financiaba su pasión con «la de cuero» laburando mucho y con gusto. Cabeza predispuesta siempre para generar. Cuando llegó a Avellaneda se fue a vivir a lo de unos tíos que vivían por ahí cerca, trabajaba en una agencia de autos, en una ferretería, y jugaba en «La Academia». Racing siempre fue su gran pasión. Una bestia de ejemplo para los «gurises» de ahora. Sabía a qué fue a Buenos Aires. No andaba gileando por ahí.
En Racing jugo en primera seis años, 230 partidos, metió 13 goles, y gano la Super Copa Sudamericana en Belo Horizonte en el año 88. En River jugo 106 partidos, metió 5 goles, y salió Campeón del Nacional del 81. En Boca disputo 44 partidos y convirtió 4 tantos. En Nantes 27 encuentros y metió 3 goles. En Argentinos estuvo en 25 presentaciones e hizo 2 goles. Se retira jugando 61 partidos en Mandiyu de Corrientes, donde hace 4 goles. Mojo en todos lados. Era llegador y desequilibrante. Aunque las estadísticas no dicen que era un tipo disciplinado, ético, confiable, creíble, y optimista. Un gran hombre.
Pero su vida con «la celeste y blanca» estará por los siglos de los siglos en la gloria máxima, con el único límite de la eternidad. El hombre de nuestra historia está en «el olimpo» de esos pocos Dioses que fueron campeones del mundo. Campeón del Mundo en México 86. Con ese equipazo conducido por su amigo Diego Armando Maradona. Olarticoechea también fue sub campeón del mundo en Italia 90. Es el jugador que más partidos jugo sin haber perdido nunca... si sos cabulero como el entrenador Carlos Salvador Bilardo… ¡Tenía que estar!
Este tipo que homenajeamos hoy, rindió al máximo nivel y en todos los puestos que jugo. Un agudo observador del juego. Si tuviéramos que definir un jugador poli funcional debemos nombrar a Julio Jorge Olarticoechea sin lugar a dudas. «El Vasquito» fue un tremendo marcador de punta, defensor central, volante por la derecha, o volante central. Y siempre una pieza fundamental en todas las canchas. Todos lo querían en su equipo… obviamente. Se lo llamo «El Mariscal de La Victoria» o «El Soldado de Las Mil Batallas».
«El Vasco» sí que puede decir que logro todo: «fue campeón del mundo, respetado y admirado por los técnicos, jugadores, dirigentes, y todas las hinchadas del glorioso futbol argentino». Lo que pasa es que ser generoso, trabajador, honesto, y buena persona vale, cuenta, es lo que queda al final de la obra. Aunque sea una moneda que escasea bastante seguido por estos pagos.
Julio Jorge Olarticoechea: «pierna fuerte y corazón grande». Yo tenía nueve años y Argentina era campeona del mundo en México 86. Como 35 años de aquella nota de esa revista centenaria y que no llegaba «nunca» a mi Concordia. Llegaba demorada «como tren de Corrientes». Cuando aparecía… ¡Me la «devoraba»! Me olvidaba lo que tenía que hacer, y que había hecho ese día. Me sumergía en ese mundo apasionante de partidos y estadios llenos.
Post Data: «Voy a agregar que el Vasco siempre metió la pierna fuerte con el corazón grande, pero siempre de frente y a la pelota».
LA LEY DEL DEPORTE (MATRIX 94.9).