Al invitado de La Ley del Deporte lo conozco de pies a cabeza. Tremendo jugador de futbol y un hermano de corazón. Un día llegó de muy
chico con un equipo del barrio Belgrano a jugar a mi barrio San Carlos
y se floreó en la derrota. Hacia lo que quería con la pelota… Gambeteador, ágil, técnico, dinámico, con panorama, y que mandaba dentro de
su equipo. El líder futbolístico y espiritual de esa “banda”. Nunca había
visto, en mis muy pocos años, un crack así.
Luego, ya en Central, lo veo como un enganche tipo «El Dany» Garnero de Independiente, en la final contra Newell’s. De los últimos “enganches”, de
pedirla siempre, del toque exquisito hacia cualquier lugar, el giro del
cuerpo con control absoluto de la pelota, confianza ciega en lo que
hacía o pensaba hacer en la cancha… Es del milagroso barrio Belgrano. Cuna de grandes deportistas y personajes. Ellos, así como los ves,
proclaman ser quienes más premios San Antonio de Padua tienen en la
historia del galardón.
Mi amigo tenía una computadora en la cabeza. Nada le “pasaba
bajo el radar”. En sus comienzos tenía arranques verticales, siempre sabía hacerse el hueco para desmarcarse, recibir predispuesto, y arrancar
en velocidad a pura creatividad. Luego con los años se tiró para atrás.
A mandar y a ordenar. Era el que “pegaba los gritos”. Jugó en primera
muchos años, Rosario, México, pero era conocido y bien venido en la
ciudad.
Figura cada vez que llegaba a Concordia con sus amigos y a jugar el
clásico entre Borges y Capuchinos. Respira futbol. Con un conocimiento
del juego incorporado a su ADN. Los viejos, los adultos, los jóvenes, y los
chiquitos se le tiran encima… Muy querido y querible. Puro, empático,
cariñoso, y generoso. Un personaje lleno de nobleza que siempre miré, LIBRO DE ORO “LA LEY DEL DEPORTE” concordia 139
admiré y quise muchísimo. Hasta le envidié la tolerancia hacia los otros.
Un tipo que siempre dio por el placer de dar. Sin esperar nada a cambio.
Feliz en la generosidad. Así como hay gente que pide o manguea. Hay
dadores. Pero como este… Mmm… Desconozco. Y disfrutó siempre el
placer de compartir. En casa, como en todos lados, era siempre figura.
Bienvenido inolvidable Gustavo Adolfo “El Cuchu” Legarreta:
“Muchas gracias Lobo. Tengo un gran recuerdo de tu familia. Tú
vieja La Cuchi era una hermosa persona. Huguito también. Con Tomy
fuimos a la escuela. Y vos ni hablar. Pasamos muchísimas cosas. Vivimos juntos en Rosario… Yo jugaba todo el día al futbol en la calle. La
pelota era una compañera casi todo el día. Mi mamá “La Doris” nos
llamaba a comer y nosotros estábamos jugando en canchitas ahí de
la zona. Todo el día. No queríamos volver”.
“En casa siempre estuvo el futbol. Mi hermano Mario jugaba y
viajaba. Yo los acompañaba. Vivía el vestuario. Y quería eso para mi
vida. Mi primer equipo fue La Bianca. Una camada que competía a nivel provincial. Casi siempre ganábamos. Luego paso a Comunicaciones
a jugar con “Cacho” Valín. Ahí estaba mucho con la gente del María
Goretti, Almafuerte, Hospital. Impresionante lo que generaba ese
equipo. Y siempre me acuerdo de las personas que nos enseñaban,
nos daban de comer, para poder viajar. Uno no tenía las dificultades
de los compañeros, pero me llegaba mucho el compromiso. Después
llevaban a sus hijos a la escuela, iban a sus trabajos, y se preocupaban
por los demás. Esas personas, que viven en el anonimato, son esenciales. Después podemos hablar de otras cosas, pero el trabajo social que
hacen no tiene precio. Gente que compartía con amor el día a día”.
“Debute en primera en “Comu” con 13 años. Jugué el regional
para Wanderers con 15 y convertí el penal, ese que se recuerda siempre, en cancha de Libertad. Teníamos un equipazo. Me lo acuerdo de
memoria. Lo metí y me aplastaron. Después me fui a vivir a Rosario.
Estuve en Newells un año. Luego pasé a Central. Vivía con mi hermano
“El Panchi” que era un excelente arquero. Aún hoy lo es. Bueno vos
todo eso lo sabes porque vivíamos juntos. Termine la secundaria en
el EMPA con “El Carloncho” y “El Nito”. Rosario es mi segunda ciudad.
Lo que se vive el futbol ahí es increíble. Todos saben mucho. Después
México, el regional con Ferro, Independiente de Villa del Rosario
donde salimos campeones tres años seguidos, de nuevo en Wanderers, Sarmiento con toda la familia, etc. Finalmente me desvinculé
muchos años. Y retomé porque me gusta y me hace bien. En el futbol
me siento mucho mejor”.
“Estos últimos años dirigí en Libertad, ayudándolo a Mario Sánchez. Y desde el año pasado que entrenamos jugadores de futbol.
Cualquiera. Para ponerse bien. Trote, rutina, técnico, táctico, juego,
y afloje. Y a disfrutar entre amigos del futbol que es hermoso. Entrenamiento Específico de Futbol “El Cuchu” Legarreta. Pero ya vamos
a agarrar algún equipo en breve. Hay que ponerse de acuerdo y le
metemos para adelante”.
“El Cuchu”, con su hermano mellizo “El Panchi”, tenían tres zapaterías y jugaban al futbol. Y brindaba casa, comida, y cariño a la gente, los
compañeros, amigos, amigos de amigos, etc… Pero a muchos. Buena
onda, optimismo, positivismo, festejos, bienvenidas, despedidas. Ha
sido un gran huésped de almas doloridas. Dio, dio, dio. Cuando Cuchu
tenía… Todos tenían. Cuchu sembró semillas de afecto con alcance
ilimitado. Jamás dijo: “Yo doy, y nadie hace nada por mí”. La Ley del
Deporte, una vez que vio gente que no se sabe de dónde los sacó, le
dijo: “Deja de dar tanto, sacate a estos un poco de encima, decile que
no podes, recibí alguna colaboración a cambio también, sino te vas a
vaciar mal, vas a quedar seco”. Abre los brazos y me dice: “Pero Lobo
vos me pedís que los mande a mudar, que cierre todo, y que le dé la
espalda. ¿Qué les ponga límites? Me estas pidiendo que deje de ser “El
Cuchu” Legarreta”
LA LEY DEL DEPORTE (MATRIX 94.9).