La Ley del Deporte entrevisto a un puntero derecho, izquierdo, media punta, uno que la «escolaceaba» de lo lindo, se hamacaba para un lado y salía para el otro. Daba la vuelta para un lado, volvía para el otro sin tocarla. Hacía «el baile de la pelota». Puro potrero.
Gustavo «Pichanga» Acosta fue un delantero goleador. Un melenudo y la globa, que se cansaron de hacer «diabluras» por las canchas. Sus piernas dibujaban «laberintos» que dejaban de cara y de ojete a los defensores. Se lo recuerda mucho sobre el borde, pelota al pie, pecho bien inflado, y esa melena al viento… También echando el centro atrás. Bienvenido «Pichanga» Acosta en La Ley del Deporte:
«Yo soy de Tavella al fondo, Tavella y Boulevard Ayuí. Jugaba a la pelota desde las seis de la mañana hasta las nueve de noche en los cañaverales. Todo el dia, con frio, calor, lluvia, con botines, descalzo. A veces mi papa se enojaba porque me podía enfermar pero yo soñaba con la pelota, con ser jugador de futbol, y llegar a ser profesional».
«Mi viejo trabajaba en Obras Sanitarias, después en los empaques de futa. Y mi vieja era una gringa de campo. Muy apasionados al futbol. Un dia mama le grito de todo a un arquero contrario que era Héctor «El Pinky» Izaguirre y le tuve que decir que si se iba a comportar de esa manera… que prefería que no valla más. Papa un día cayo «a dedo» en Córdoba a la concentración del Paz Juniors donde yo jugaba. Se instaló allá y era uno más del equipo…»
«Tengo tres hermanas. Iba a la Escuela Tavella, volvía en la Linea 7 que venía de las colonias y te tapaba todo de tierra. En aquel entonces no estaba asfaltado. De acá a donde esta «El Pelusa» no veías nada en el campito de la polvareda. Yo salía a las cinco de la escuela y mamá me tenía que ir a buscar a la canchita a las nueve de la noche, me «cagaba a pedo» obviamente».
«Soy de Doctor Ansel. Debute ahí, y vivo aún en el barrio. Me conocen todos. Antes era de los equipos que más gente llevaba. En aquellos tiempos La Bianca-Ansel en la B era un clásico popular, pero por la cantidad de gente que llevaban. Luego se empezó a hacer Doma en la cancha y fue la debacle total, eso merecería un programa aparte…»
«Soy un apasionado del futbol. Si volviera a nacer volvería a ser jugador de futbol. Cumplí algunos sueños y otros me quedaron truncos. Me comporté como un profesional porque siempre me pagaban para jugar. Yo entrenaba pegándole de derecha, de zurda, centro con las dos piernas. Si bien soy derecho… podía y me esforzaba para jugar con los dos perfiles».
«Yo jugué en el Wanderers que llego lejos en el Argentino, le ganamos la final a Patronato allá. Ese era un equipazo. Iba mucha gente a vernos. Jugaban los mejores. Había apoyo del gobierno, de las empresas. Ese equipo es muy recordado. En lo mejor del campeonato me vendieron a mi y a otros compañeros más… fue muy polémico. Y otro fue el de Victoria. Otro gran equipo que la gente todavía lo nombra. Jugaba, «El Negro» Núñez que era un señor jugador, «El Tata» Rivarola, Pupe, Juan Jones, arriba «El Omar» Goyeneche. Hicimos gran campaña también…».
«Uno de mis mejores goles fue jugando en Victoria, cuando perdíamos 3-0 acá contra Villa Ocampo de Santa Fe. Allá habíamos perdido 1-0. La gente se empezó a ir. Después veníamos 4-1 abajo y nos pusimos 4-2, después vino el 4-3, y metimos el 4-4. A los 47 del segundo hago el 5-4 y a los 50 el 6-4. Fue una locura. Otro gol que me gustó mucho fue una chilena a Talleres de Córdoba en «La Boutique», jugando para Paz Juniors. Ese campeonato salimos campeones invictos y salí el goleador del torneo. Me quería Belgrano, pero no me quisieron vender».
«Un compañero con el que me entendía era «El Laco» Benítez, jugamos juntos en Ferro de Chajari. Salimos campeones invictos. Uno que se agrandaba en las difíciles era Sergio Barrios, pedía la pelota, era valiente. Y bueno… un caudillo tengo que decir «El Pato» Zubillaga, en el vestuario hablaba él, imponía respeto, salía jugando desde el fondo, sabía cuando reventarla, era fuerte, ganaba arriba en las dos áreas, no… «El Pato» fue un caudillo de aquellos. Y obviamente «El Manco» Godoy como numero nueve… no existió nada igual. «El Manco» hacía goles de todos lados, una bestia, un fuera de serie».
«Me retiré a los treinta y ocho años y enseguida empecé a dirigir en Atlético de Uruguay. También hice como técnico grandes campañas con Santa María de Oro y Colegiales. Hice buenos planteles con cuatro pesos y eso me enorgullece. Me encanta dirigir, soy un apasionado. Me enloquece ser técnico de futbol. Ahora estoy bajoneado, «apichonado» porque sacaron el Torneo Federal B. En vez de ir para adelante vamos para atrás. No habrá más apoyo del gobierno, de nadie. Así los que más sufren son los clubes del interior… Como siempre».
«Lo que le diría a los chicos es que hagan lo que les gusta. Y que sin sacrificio no van a llegar muy lejos. Que estudien algo que los entusiasme. Yo le digo a mi hijo de corazón, «El Nico», que tiene veintitres años y a Rocío que cumple quince y que quiere ser periodista deportivo: «que hagan todo con ganas y responsabilidad. Se puede estudiar y hacer deportes. Hay tiempo para todo». Aprovecho a decirte «Pelusa» que vos vas a ser el animador de la fiesta de Rocío, porque sos el mejor locutor de Concordia y de toda la provincia. No te vamos a poder pagar porque sos un «jugador caro», pero vas a estar poniéndole toda tu gran energía a la fiesta (Pelusa contestó que con muchísimo gusto…)».
«Pichanga» Acosta se enfocó en el deporte sanamente, con gran pasión y lo jugó limpio. Gran conducta en la cancha. Y eso la gente lo re contra sabe. Se concentró en las tareas que tenía que cumplir y listo. Es un gringo con un corazón muy sano, de esos tipos que dan ganas de abrazarlo y decirle: «gracias por las gambetas, por ser de Concordia, y sobre todo… ¡Muy buena gente!»
LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS MATRIX 94.9).
