FEDERICO "LOBO" MULLER

ENTREVISTA A FEDERICO MULLER POR VALENTINA MORALES

FOTOS DE «JUANBA» ROLDÁN

Federico Müller es un periodista deportivo y atleta de Concordia, Entre Ríos, que en el 2023 presentó su tercer libro titulado «Consumos Problemáticos». Este libro surge de su experiencia personal con las adicciones durante 20 años y su posterior recuperación hace aproximadamente seis, en la clínica “El Arte de Volver” de Chajarí. Actualmente, Federico brinda charlas en escuelas y clubes, compartiendo su historia para prevenir y concientizar sobre los consumos y conductas problemáticas. Hoy nos comparte su experiencia personal con las adicciones y su proceso de recuperación. Su labor ha sido reconocida por autoridades locales y su testimonio es una fuente de inspiración para muchos:

  Experiencia personal y motivación

Federico, tu libro Consumos Problemáticos surge de tu experiencia personal. ¿Qué te motivó a plasmar tu historia en un libro y compartirla con los demás?

«Hola, «Valen», muchas gracias por la invitación. En el tratamiento empecé a escribir lo que me pasaba, para luego leer eso en los grupos, con el tiempo ya hablaba solo sin tener que leer. Y también comencé en mi página web: notas periodísticas, deportivas, gastronómicas, y de consumos problemáticos. Para que sean leídas y además poder contarlas en la radio. Era para digerirlas mejor, sentirlas, e «internalizarlas».

«Escribí para tener los conceptos claros. Luego pase a las escuelas y clubes a disertar. Mientras tanto, seguía aprendiendo y escribiendo sobre diferentes temas referidos a consumos problemáticos y conductas problemáticas. Las mejoraba, y enriquecía. Tras varios años reuní las mejores setenta y las publiqué con el objetivo de que las instituciones tengan material en primera persona sobre la vida de un adicto, su tratamiento, y como luego la lleva y la sostiene».

FOTOS DE «JUANBA» ROLDÁN

En tus charlas, mencionas la importancia de hablar y escribir sobre lo que uno siente. ¿Cómo influyó la escritura en tu proceso de recuperación?

«Escribir lo que me pasaba y hablar de mi historia hicieron que me conozca, sepa quien era, y los grandes desafíos a los que me enfrentaba día a día. Y al hablar me los sacaba. Con los compañeros de tratamiento encontré que todos tenemos nuestras luchas, dificultades, depresiones, perdidas, dramas, y miserias. Por eso es tan importante hablar, entre otras cosas, porque aprendemos que no somos ni mejores ni peores que nadie. Somos, como todos, hermanos y humanos».

«Arranque a confiar en mis compañeros y operadores. Hable de lo que me pasaba, pedía ayuda, y expuse mis miedos. Me costo mucho. No es como estar en la facultad. Es «desnudarte»… Veía mi vida en un papel, «a la luz», la presente, y me libere. Cuando me a senti mejor, al sacarme mis secretos, y a encontrar un oficio y un pasatiempo, ahí mi recuperación y mi vida empezaron a florecer».

«El grupo de adictos, como uno, te aconseja, te presiona, pero te da amor responsable. Y esa sensación de pertenencia te hace sentir mucho mejor. Dejas de ser un «alien» regalado a lo que te dice tu cabeza enferma, que ya no hacía otra cosa que traicionarme».

¿Qué desafíos enfrentaste al decidir compartir tu historia públicamente y cómo los superaste?

«Todas las charlas enfrento nuevos desafíos. La última fue en al Universidad de Ingenieria. Así que me puse en el lugar de un estudiante de esa edad, me acorde cuando yo estudiaba Agronomía. Y les hablaba de mis consumos problematicos en aquella época. Hable de mi abuelo, padre, tío, y primos ingenieros. Y como yo segui los «mandatos familiares» y eso favorecio ciertos consumos».

Además de las sustancias, en tu libro abordas conductas problemáticas como la ludopatía y la adicción a las pantallas. ¿Por qué considerás importante incluir estos temas?

«Los comportamientos como el juego online, el consumo compulsivo de pornografía, las apuestas, los videojuegos o el uso excesivo de redes sociales pueden activar los mismos circuitos cerebrales que las drogas, generando dependencia y deterioro.

Un compañero de tratamiento se metía en «la ruleta rusa de la vida». Abrazado a ese circuito de placer y perdidas quedo en «banca rota». Empieza, primero, siendo una inofensiva recreación. Luego, muchas veces, la conducta puede problematizar tu vida y derivar en una enfermedad de difícil control».

«Cuando «pierden los estribos» gastan los ahorros, le roban a sus padres, o hermanos. Lo hacen a escondidas de la familia, que dicho sea de paso, puede no percibir, lo que está sucediendo. Yo conozco compadres que perdieron sus negocios y sus casas porque sus padres «se la jugaron». Luego vino el divorcio, las depresiones, y hasta suicidios. Un amigo termino tirandose debaj de un camion, y comiendo de la basura».

«Y en el caso de la adiccion a las pantallas hay personas que se meten en las redes y no pueden salir más. Cautivos de ese mundo, buscan afecto, me gusta, seguidores, lectores, oyentes, visualizaciones… Buscando «corazones» y «amores»… Para sentirse seguidos, observados, y queridos. Un «like» es como un «micro chispazo» de dopamina.

«Trae problemas de salud física y psicológica, sedentarismo, aislamiento, falta de habilidades sociales, visión distorsionada de la realidad, fuerte dependencia a los dispositivos tecnológicos, y pocas habilidades para trabajar la paciencia y la tolerancia a la frustración».

«Se sufre, además, un empeoramiento del rendimiento académico o laboral, problemas de sueño, abandono de las actividades de sano ocio, como el deporte o salir con los amigos al parque o a la playa. Se padece una declinación en nuestras relaciones familiares. Y se nos «sale la cadena» cuando la conexión es lenta. Por eso hay que ponerse limites que la felicidad no la vamos a encontrar ahí. Y al final ya ni siquiera experimentamos emoción, solo soledad, angustia y dolor».

«No debemos dejar las relaciones humanas, las reales y si hablarnos cara a cara. Como en un grupo terapéutico. Escucharnos, sentirnos, conocernos, reírnos, llorarnos, sin redes de por medio. Con tiempo y relajados, eso es sanador y terapéutico. Atravesemos los temores y enfrentemos la vida sin la protección y la máscara de los medios de comunicación. En las redes no nos podemos tocar, abrazar, oler, besar, susurrar, sentir o percibir. Al menos, no en toda la dimensión».

¿Qué mensaje buscás transmitir a quienes están atravesando situaciones similares a las que vos viviste?

«Que pidan ayuda, que se puede salir de este infierno. Que no están solos y que no le tengan miedo a un tratamiento. El primer paso es admitir la impotencia y el dolor que buscamos tapar con las sustancias o conductas enfermas. Que queremos dejar de sufrir con las drogas. No es de cobardes, todo lo contrario. Hay que «declarar la derrota». Y buscar ayuda en la comunidad. La raíz está en un sufrimiento emocional, muchas veces relacionado con experiencias traumáticas. Y la adicción se convierte en un intento de regular ese malestar, aunque a largo plazo, agrave nuestro problema, y mal».

FOTOS DE «JUANBA» ROLDÁN 

Prevención, comunidad y futuro

Brindas charlas en escuelas y clubes. ¿Cómo ha sido la recepción por parte de los jóvenes y qué impacto creés que tiene tu testimonio en ellos?

«Muy buena, los chicos escuchan con atención, hacen preguntas, me felcitan, la verdad es que me sorprendo. Y luego muchas veces piden para hablar en privado para confesar situaciones, pedir ayuda. Las charlas tienen aceptación y generan buen retorno. Por eso la hacemos. Si no sirviesen o si los chicos no nos escucharan, dejaríamos de hacerlas. Haríamos otra cosa. Los que vivieron la experiencia en carne propia, pasaron por un proceso de recuperación, recibieron el alta terápeutica, hoy estan bien… y la pueden contar, le llegan a los «gurises». Porque vivimos todas las etapas y en «carne propia».

¿Qué rol considerás que deben tener las familias y las instituciones en la prevención de consumos problemáticos?

«Muchos, creo yo que hablar mucho de los sentimientos, miedos, sueños, perdidas, y depresiones. Dentro de es proceso valorarse, escucharse, comprenderse, ser empáticos, todo eso es vital. En casa mi mamá aplicaba el rigor y poco pudimos hablar de emociones. Me fui despegando de ella porque me sentía atacado, a pesar de que quería lo mejor para mí. Y yo no la escuchaba mucho a ella, no podía recibir su dolor. Y mi viejo trabajaba todo el día en una empresa y asesorando en el campo. Cuando volvía, trabajaba en comisiones, fundaciones, y clubes. Me sentí solo y me cerré mucho».

«Además, yo no sabía como abrirme. Pensaba que si lloraba, no debía. Si confesaba mis miedos, se iban a reir. Sí estaba triste, diran que no esté triste. La libertad de expresión estaba cortada. Y en el tratamiento me enseñaron eso, a hacerme sentir, a hacerme entender. O sea a mostrarme, y liberarme. Tal cual soy, y no tener miedo. Con lo que me gusta y lo que me molesta. Pero de manera honesta.

Mencionaste la necesidad de espacios públicos y gratuitos para el tratamiento de adicciones.

«Hacer deportes o actividad física es una necesidad básica, para mi. El mejor remedio. Y por eso se necesitan espacios publicos para la actividad física. En otro orden, recursos gratuitos y accesibles, como las comunidades de apoyo online, están «al alcance de la mano». Solo entrando a internet y comprometiéndote con el tratamiento. Recomiendo, por supuesto, que si se puede buscar ayuda profesional y apoyo grupal, pero presencial, mucho mejor».
«Acá en Concordia existe Fortalecimiento Social y Salud Mental del Hospital Heras, y muchas otras instituciones, fundaciones, y asociaciones civiles, que están en la mesa del folleto que les dejamos en las charlas para que recurran en caso de que sea necesario: en Pompeya, Gruta de Lourdes, Del Valle, Nueva Vida, Hogar Esperanza, Nueva Villa Adela, Fundación Amigos, Restituo, los grupos NA, AA, clubes, lo que sea que ellos crean».

¿Cómo ves la situación actual en Concordia y qué cambios propondrías?

«Hay mucho consumo porque la gente sufre mucho y el sistema promueve el consumo y no la prevención. La primera es noticia y la segunda, lamentablemente, no. Todo es felicidad «fast food» y «con un solo clic». Y eso es absurdo».

«Ahora se está haciendo un esfuerzo en los relevamientos para detectar, con información certera, donde están los problemas más urgentes e importantes. Se busca entender que es lo que se requiere. A partir de eso se intenta volcar los recursos para ayudar y dar una mano. Hay una mesa que trabaja articuladamente, y eso es muy positivo. Y las charlas taller que se dan en escuelas y clubes ayudan a prevenir, contar como es una recuperación, y como se puede sostener una vida más sana, y plena. El primer cambio que diría es que la prevención sea materia del sistema educativo. Y que se haga prioridad la educación emocional».

¿Cuáles son tus próximos proyectos o iniciativas para continuar con tu labor de concientización y prevención?

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«Seguir dando talleres en Concordia para Desarollo Humano, continuar mi carrera de psicologia social, hacer un programa de tele con gente que estuvo metida y salio, o a profesionales… Un documental y sacar un nuevo libro. Entre otras cosas que sueño».

Para finalizar, ¿qué consejo le darías a alguien que está luchando contra una adicción y busca una salida?

«Le diría que haga un tratamiento para salir de esta. Hay montones. Se puede salir de la droga. La droga es «una inyeccion en patas de palo». No cura ni sana. Y a los padres que no aflogen y que se la jueguen por ellos, como lo hizo «mi viejo». Quizás no salgan en el primer intento, pero a fuerza de perseverancia siempre habra luz al final del túnel».

«En tratamiento al principio no confiaba, al final me fui entendiendo, y conociéndome. Toda la información guardada de miedo, perdida, enfermedad y depresión fueron confesadas. Y no paso nada, al contrario, recibí cariño y afecto. Guardarme las cosas me hicieron preso, y decirlas… libre. Y vale la pena. «Nunca es tarde, cuando la dicha es grande».

«En el tratamiento, descubrí el placer de compartir actividades con mis compañeros sanos, de largas charlas, comidas, deportes, y trabajos. Hasta tenía tiempo para estar lucido con mi familia. Hago lo que me apasiona, que es el periodismo, triatlón, a veces meditación, yoga, gimnasio… Osea, siempre estoy tratándome».

«Hoy puedo disfrutar de las personas comunes que yo tanto «agreteaba». Encuentro placer en las pequeñas cosas. Desde pasear a mi perro por San Carlos y sus increíbles vistas, hasta de disfrutar de esta hermosa y desafiante entrevista».

VALENTINA MORALES (para el Instituto de Comunicación Social)

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