«El Colorado» Magallanes es un sabio de la sencillez. Siempre anda de buen humor. Nos reímos mucho en la nota que le dio en agosto del 2017. Tienen una historia de sacrifico. El fue un adelantado realmente. Viene desde muy abajo y tiene una «pasión volcánica» por el pedestrismo y la docencia. Esto dejo el interminable «Colo» Magallanes:
«Yo soy de Feliciano. Mi papa era un Arriero. Arriaba las vacas y caballos. Vivíamos en el campo. Iba a la escuela a caballo. Yo era ayudante de albañil. Y allá corría solo. Había un hombre del pueblo, que se llamaba Juan Carrizo, que me incentivaba a que yo corra. Una vez escuche en la radio a Jose María Muñoz que lo nombro a Carrizo. Y ahí recién me di cuenta que Don Juan era una persona ya famosa».
Se ríe, es simpaticón. Es un tipo con luz en sus ojos. Transparente como el roció ese que seguro le caía en «aquellos largos inviernos». Hay que tener «espíritu de superación» para montar un «pingo» y salir entre la neblina y con el «tornillo» que hacía antes, en busca de un destino copado.
«A los 16 me llevaron a trabajar «a la fruta» acá en Yuquerí. Me gustaba porque yo era de campo así que en eso estábamos bien. Trabaje muchos años. Siempre corrí 30′ o 40′ minutos. No tenia ni reloj. Me cansaba y volvía. A veces venia a Concordia porque acá vivía y vive mi Tía Margarita Monzón».
En el campo, la fruta y las noches de mil estrellas era feliz «por los cuatro costados del corazón». Aun lo es. Es sano, hace lo que le gusta y lo dignifica. Trabajando y corriendo. Ya esta, que va a hacer, ¿Presidente de la Nación? No es mala la rutina.
«Un dia me mandaron a la Plaza España. Me dijeron que había un hombre que me iba a poder entrenar a correr bien. Así conocí a Juan López, El padre de La Maratón de Reyes. Juan tenia un quiosco de revistas. Le pedí que me entrene. Desde ahí nunca mas volví a vivir en Yuquerí. Me vine con mis tíos hasta acá, al Nebel. Aun vivo en el barrio. Iba y volvía corriendo a la placita. Nos quedábamos hasta tarde hablando con Juan. El es como si fuese un padre para mi».
Es un hombre bien sencillo. Quería correr y fue a buscar al hombre indicado. Hicieron linda historia. Y se apegó y confió en el. Quería aprender. Aun quiere. Perpetuo inconformista. Un autodidacta. Colorado y curioso. Alguna «gilada» había que decir.
«Me toco la colimba un año y seis meses en Chajari. Soy un Veterano del Beagle. Estuvimos en la montaña a punto de pelear frente a Chile. En San Julián. Nos entrenábamos en los horarios libres, corríamos entre los cerros. Esperando que empiece la guerra».
Esta la saco «de la galera». Quería conocerlo. Siempre quiero conocer a los protagonistas. Rasquetear en el referente. Conocer su pasado, pero esta no estaba «en los planes de nadie». Un Colorado que sorprende…
«Cuando vuelvo a la casa de la Tía, «a la fruta», y a la placita ya estaba Alcides Almirón Maratonista ilustre de Concordia. Entrenábamos con Marcelo Miguele y Maria Ines Rodríguez. Juan nos llevaba al Polideportivo y a San Carlos. Hice el Cruce de los Andes. El equipo entrerriano entro tercero. Con «El Polo» Galarza y «El finado» Valdez. Hasta 4100 metros sobre el nivel del mar anduvimos. A los colorados no nos afecta ni la altura».
No se si es porque corre, porque se cuida o porque es colorado pero no envejece nunca. Corre mas rápido que el reloj de la vida. Es un tipo que encendió los motores desde muy joven: «apretó el acelerador a pleno gracias a su pasión». Aun están en marcha. Con más de 60 piruletes «Colito». Entrena y come sano, lo demás es puro cuento…
«Me fui a Buenos Aires. Quería ser profesor de pedestrismo. Pude estudiar Ejercicios de Fortalecimiento Muscular y también hice cursos. Allá andábamos con Toribio Gutiérrez (un crack del atletismo). Toribio esta allá todavía. Somos muy amigos».
«El Colorado» siempre pensó como mejorar como persona y como superarse en el deporte. Invirtió el tiempo en leer aquellas revistas que llegaban cada «muerte de obispo» y crecer. Y entrenar. Un autodidacta de la vida.
«Arranqué a dar clases en El Parque Ferre con Juan. Teníamos dos alumnos. Luego se sumaron otros. El me enseño muchísimo. Leí y estudie todos los libros que tenía el en el quiosco de revistas».
Uno lo imagina feliz a este hombre sencillo elongando en la arena del mítico Parque. Corazón del barrio Pompeya de Concordia. Con el aire de verano y sobre el pasto húmedo. Y con esa inigualable sensación de haber echo «la tarea» al aire libre. ¡Te sentís como que no le debes nada a nadie!
«El boom del pedestrismo es muy bueno para la salud. Yo no me enfermo nunca. Solo hago chequeos. No tomo ni una pastilla. Si podes caminar, camina. Si podes correr, corre. Siempre ame el pedestrismo. Héctor Medina (presidente de el sindicato de panaderos) fue el primero que me apoyo. Nunca dejó de darme una mano. Hasta el día de hoy. Es un incondicional».
Acá paso el Colo Magallanes. Interminable profesor de pedestrismo y de la vida misma. Un hombre sencillo, popular, y feliz. No nació con las «condiciones mas favorables» para destacarse y sin embargo ¿Quién no lo mira y admira? Búsquelo todas las siestas en la pista de atletismo acá en Concordia. Que el tipo de va a dar una mano, esta para ayudarlo. Es un amigo de fierro. Un amigo que te ofrece e incentiva a la salud y al bienestar… ¡ese es un amigo! Un amigo que te ofrece drogas… ¡Eso no es amigo!
LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS 94.9)