Para muchos el alcohol es un elixir de los dioses, y que nadie se atreva a cuestionarlo. Pero los dioses, no eran todos buenos, y la copa que tenés entre manos, puede estar más «endiablada» de lo que supones.
El consumo excesivo de alcohol es un problema y lamentablemente está naturalizado. Causa miles de muertes anualmente, y nos acorta en un promedio de veinticinco años de nuestra vida.
Además, el consumo de alcohol en exceso es responsable de una de cada diez muertes en los adultos. Y el costo económico es de unos buenos de miles de pesos por mes. Te «adelgaza» la billetera mal. Y entras en «banca rota». Aparte de que te vas degradando como persona hasta ridiculizarte y extinguirte.
Beber con moderación significa un vaso o menos en las mujeres y dos vasos o menos en los hombres. Para disfrutar las veladas y acompañarlos con una rica comida.
Cuando «chupas» estás eufórico, descoordinado y amas a todos. Gritás «viva la vida, «viva la patria», o viva «fulanito de tal». Te sentís «feliz como una lombriz», pero esa «felicidad» tiene un precio caro. Luego, a menudo, pasamos a un estado de inconsciencia, donde sé «nos apaga la luz», y podemos terminar con un «coma alcohólico», y morirnos, como cualquiera.
Al otro día nos duele todo. Tenemos que enfrentarnos a náuseas, dolores de cabeza, de estómago, sed, de garganta, depresión, y mucho arrepentimiento por lo que te hicimos y/o por lo que, quizás, le hicimos a los demás. Porque perdemos el autocontrol de nuestros impulsos. ¡Noches alegres, mañanas tristes! ¡Las que me mande anoche!! Y eso que prometí no hacerlo más… Siempre es la misma historia conmigo…
Cuando nos metemos el alcohol entra por la boca, sigue por el esófago, y llega al estómago. Alrededor del 20 % se absorbe y comienza a surtir efecto. Y lo que no, se va para el intestino delgado, viaja por el flujo sanguíneo hasta el hígado y lo ataca. También va hacia la piel, por eso nos deja colorados, empezamos a sudar, y a oler a «borrachín».
Por otra parte, el corazón empieza a bombear sangre pasada de alcohol, la manda hacia los pulmones, y luego a todas las partes del cuerpo. ¡Somos como una cantina ambulante!
Nuestro aliento parece el de un «dragón», que escupe alcohol por la boca. Y la gente dice, por lo bajo: «Me parece este otra vez se tomó hasta el agua de los floreros».
Y con el paso de los años es peor. Te va dejando destartalado. Te desmorona «el chasis». En tratamiento compartí mucho con alcohólicos, que abandonaron las terapias, y rápidamente perdieron la vida. Y siendo aún muy jóvenes. Y con hijos pequeños por criar.
El alcohol obviamente que llega al cerebro, y es ahí donde empiezan a ocurrir los cambios en nuestro comportamiento. Primero, la euforia, la desinhibición, la alegría, la mayor sociabilidad, la disminución de la ansiedad, y esa sensación de relajación cuando nos «copeteamos».
Tiene efectos inmediatos que aumentan el riesgo de muchas consecuencias dañinas. Lesiones por choques de vehículos, caídas, ahogamientos, y quemaduras. Violencia, homicidios, suicidios, y agresión sexual.
Y la resaca es, en definitiva, el padecimiento de nuestro organismo mientras lucha por quitarse de encima tantas toxinas peligrosas. Parece que te agarro y te «dio masa La 12». Y la culpa de implosionarse una «noche de caravana», diciendo y haciendo giladas «al por mayor».
Te puede agarrar una intoxicación, una emergencia médica que es ocasionada por niveles altos de alcohol en la sangre. Te desplomas y te pueden encontrar recién al otro día, seco. Hay más muertos por alcohol que por cáncer, así que imagínense…
Comportamientos sexuales riesgosos, relaciones sexuales sin protección o con múltiples parejas que pueden ocasionar embarazos no planeados, abortos espontáneos, muertes fetales, en los bebes y en las mujeres. Puede suceder un desastre. O enfermedades de transmisión sexual. Así pasan las cosas. Puede que no pase, pero si pasa…
Chances de alta presión arterial, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades de hígado, y problemas digestivos. Favorece el cáncer de mama, de boca, de garganta, de laringe, de esófago, de hígado, de colon y del recto. Y otros tumores en el aparato digestivo. El alcohol, está demostrado, tiene alrededor de cuarenta componentes cancerígenos.
Te hace pelota el hígado y te puede ocasionar hepatitis, o cirrosis. Te incrementa los problemas de aprendizaje y de memoria, por eso muchas veces no nos acordamos ni de donde fuimos anoche, o lo que hicimos…
El alcohol te baja el rendimiento escolar, y nos puede activar la demencia. Los síntomas del delirium tremens, incluyen temblores, confusión, fiebre y alucinaciones. Se lo ve mucho en los alcohólicos y linyeras que andan hablando solos por la calle.
El alcohol en exceso provoca infertilidad e impotencia sexual. Favorece los síndromes obsesivos y maniacos. Daña nuestro tejido nervioso. Aumenta la dopamina en el cerebro, por eso aparece la hiperactividad y la euforia. Problemas de salud mental como depresión y ansiedad. Problemas familiares, en el trabajo, y aumenta el desempleo.
Las personas que se están recuperando del alcoholismo o que no pueden controlar la cantidad que beben tampoco deberían consumir alcohol. Mantenerse lejos de algo que les «pega mal» y les hace muy mal. No podes porque no te sabes poner límites. Si tenés problemas, con el copete vas a estar mucho peor. Simplemente, no es para vos, y es una buena noticia.
El alcohol es una droga y afecta el normal funcionamiento de los neurotransmisores cerebrales. Nos causa somnolencia, lentitud de movimientos, y de pensamientos. Es como ahogar de a poco a nuestra cabeza. Que es lo más importante.
Existe el concepto equivocado de qué diversión y pertenencia es igual a alcohol. Y no es necesario chupar para divertirse. Ya que nos daña gravemente nuestras neuronas. Cuando tomamos de más se enciende a tope el peligrosímetro de arruinarnos la vida.
Los fines de semana las guardias de los hospitales están llenas de jóvenes que tuvieron accidentes graves por haber consumido alcohol. Hacen cola los gurises «hecha pelota». Muchos nunca se recuperan, y otros pierden su vida.
Estamos en una guerra desigual contra la industria del alcohol, como paso contra la del tabaco. Pero concientizando y haciendo leyes se pueden ganar batallas. Diversión no es igual a alcohol. Y, si manejas, no tomes. Alcohol 0.
Al no consumir alcohol, podés reducir todos estos riesgos para la salud a corto y largo plazo. Y es siempre mejor buscar alivio, paz, y bienestar haciendo deportes, meditación, terapia, en familia, con arte, trabajando de lo que te gusta, y hablando siempre de tus problemas… Que tomándote el río Uruguay en una Damajuana, hasta caer desmayado y ultimado, de tanto «andar re mamado»…
CHARLAS DE PREVENCIÓN DE ADICCIONES POR «LA LEY DEL DEPORTE»