Estuvo con La Ley del Deporte un basquetbolista que es un referente ineludible del primer Estudiantes de Concordia en la Liga Nacional B y en la Liga Nacional A de Básquet. Si nombras a Eduardo «El Zurdo» López inmediatamente se vienen aquellos sábados a cancha llena en el gimnasio de Capuchinos y en el Ferro. Además de los relatos de Radio LT 15 cuando se jugaba de visitante. Era el excelente y alto programa que la ciudad tenía para ofrecer en la segunda parte de la década del 80. «El Zurdo» López representa, quizás como ningún otro jugador, aquellos «años locos» de jugadores de elite, ídolos de la selección, los primeros negros en la ciudad, y tantas imágenes y emociones de la dulce infancia. Hoy es un ciudadano ilustre. Se lo ve en todos lados. Por su tamaño y porque siempre está fuertemente ligado al deporte y a los amigos que «cosecho» en nuestra ciudad. Bienvenido Eduardo López en La Ley del Deporte:
«Hola Lobo y Pelusa. ¿Cómo están? Muchas gracias por la invitación. Yo soy de Villa Ocampo, norte de la provincia de Santa Fe, es una zona con una enorme riqueza forestal y fauna autóctona. Es una ciudad de 20.000 habitantes. «Un pueblo» en el que viví hasta que terminé la secundaria. Mis viejos ya están fallecidos y tengo una hermana que vive en Villa Gesell. Así que no voy casi nunca para allá. Yo jugaba mucho al futbol y al básquet. Siempre fueron mis dos deportes preferidos. Viajábamos a Reconquista y Avellaneda, que son ciudades que están muy cerca, a los campeonatos provinciales. Luego me fui «torciendo» hacia el lado del básquet porque me dijeron que tenía más condiciones y me iba a poder desenvolver mejor».
«Primero me fui a Obras Sanitaria donde estaba el técnico Guillermo Vecchio. Vivía en la casa de unos tíos. Después nos fuimos con él a Racing de Avellaneda, y me llevan a jugar en Estudiantes de Concordia, en la por entonces Liga Nacional B. Llegue a Concordia con 21 años. Ya sabía que estaban armando un equipo fuerte. Me motivó mucho la idea. Porque contrataron a «Chocolate» Rafaelli, «Chiche» Gornatti, Gustavo Aguirre. Venía Andrés y Esteban De la Fuente y demás. Llegamos muy esperanzados y lleno de ilusiones a la ciudad. Con muchas ganas».
«El del 86 fue un gran equipo. La máxima figura era Carlos Rafaelli, que ya había estado en Europa. Se destaca tanto que a raíz de su buen nivel en Estudiantes retorna al seleccionado nacional, con una trayectoria importante encima. La clasificación fue como decís vos «Lobo», inolvidable y muy peleada. Llegamos seis equipos a definir el hexagonal y terminamos cuatro con la misma cantidad de puntos. Así que tuvimos que definir entre todos y fueron noches de muchísima gente. Ganamos los primeros cuatro en casa y perdimos todos allá, eran partidos de punto a punto. Llenos de emociones. Definimos en la recordada final contra Peñarol de Mar del Plata y salimos campeones.
«No sentí el peso de jugar Liga Nacional, creo que jugué mejor, me asenté más, y fui aprendiendo con el correr de los partidos. Me consolidé en la máxima categoría. Llegó Joe Pace, James Milton Bradley, Ernest Bulling. Primero nos dirigió Vecchio, luego Carlitos Rivas, y finalmente Ricardo Jachuk. Yo era un jugador de marca, fuerte, aguerrido, y que salía rápido en contrataque. Era rápido y fuerte de piernas. Tuvimos dos buenas ligas llegando a los Play Off. Y la tercera, que no terminamos el campeonatos y que por ende descendimos, muy mal. Fueron meses terribles para el equipo y la institución. Muy preocupante y triste el final que sufrimos, pero tuvimos momentos muy buenos y emotivos que recuerdo con gran cariño, de una época maravillosa».
«Me puse de novio acá en Concordia con María Cecilia Azcue mientras jugaba en Estudiantes. Después me fui a jugar a unos cuantos equipos afuera y seguimos con la relación. Ella me iba a visitar y yo venía para acá. Llegó un momento en que hubo que decidir. O nos casábamos y firmábamos, o terminábamos la relación y cada uno seguía con su vida. Felizmente firmamos y nos instalamos acá. Yo me dedico a mi profesión que es Productor de Seguros. Tenemos dos hijos: Diego y Francisco. Uno es Diseñador Grafico y estudia Educación Física en Rosario, y el más chiquito todavía va al colegio y juega al futbol en Salto Grande de central. Le tengo una fe importante. No es porque sea mi hijo, pero es muy difícil de superar en el «mano a mano». Lo que uno quiere es que sean responsables y felices, nada más».
«Sigo haciendo deportes. Juego al básquet con los amigos de siempre. Salimos campeones invictos con Estudiantes en Maxi Básquet 50 en el Campeonato Nacional. La pasamos bárbaro, entrenamos y vemos a «El Verde» en Liga Nacional que está muy bien. Da gusto ir a ver jugar a este equipo. También voy al club Profesionales Universitarios a jugar al futbol hace muchos años. Está buenísimo. Nos juntamos con «alta banda» a pasarla bien, hacer actividad física al aire libre, y divertirnos en el tercer tiempo. Siempre haciendo deportes y con amigos. Es parte de la filosofía de vida que uno gusta de tener».
Tiene una voz de locutor con su «importante» caja de resonancia. No duda ni se le mezclan los recuerdos, menos las temporadas. Memoria de elefante. Respondió todas las preguntas con rapidez y precisión. Mira atentamente a los ojos escuchando las preguntas y contesta con la mente plena y simple. Esta concentrado en el momento presente de la charla. Esta concentrado en el estudio y no tiene la cabeza en «la triple frontera». No parece extrañar el pasado ni preocuparse por el futuro. Esta en el único momento real que tenemos los seres humanos: en el presente. Y eso lo hace un ser sencillo y feliz. Ayer me lo crucé manejando en un auto que ni Lisandro «El Pelusa» Araya entraría, me tocó bocina con «medio torso» salido por la ventanilla y me grito: «Lobooooooo». Es emocionante hacer un amigo nuevo y bueno, lleno de historias fantásticas, que uno miró y admiró desde que tenía tan solo diez años de vida…
LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS MATRIX 94.9 Y WWW.RADIOMATRIX949.COM).