Entre tantas malas noticias, que suceden y difunden los medios sedientos de escándalos, la piel se nos pone dura, de cocodrilo, y se nos pasan «bajo el radar» las buenas historias, y encima verdaderas. Un movimiento no detectado por los sensores sísmicos de los periodistas. Sucesos de pasión, sueños, trabajo en conjunto, de compañerismo, amistad, y mucho sentido de pertenencia. Esa es la historia del Concordia Boxing Club y de su primer boxeador: Ayrton Sena.
El viernes subió al ring del playón del Club Social y Deportivo La Bianca Ayrton Sena, enfrentando a Sebastián Ugón de Concepción del Uruguay, quien representa al Racing club de esta ciudad. Con el aliento de los pibes con quienes entrena, hace guantes, comen, juegan, palpitan las previas, y comentan en comilonas las peleas.
En el primer round, Ugon mostró movimientos de piernas, hacia los dos lados, buscando los espacios para sorprender. Ante un Ayrton que buscaba achicar para prenderse y demoler. En un momento, Sena lo acorralo, y descargo en un rincón, provocando el sangrado en la nariz del visitante. Lo puso en cuerdas y lo cascoteo. Fue para adelante, forzó el agarre. Y siguió estresando y acechando.
En el segundo siguió marchando para adelante, busco acortar el ring, persiguiendo la posibilidad de desbordar. Y el de «La Histórica» trataba de trabajar en la larga distancia, con golpes largos, con movilidad y desplazamientos. Pero un golpe certero casi lo derriba, y en ese momento separa y demora las acciones el árbitro Molina, lo que le permite la recuperación.
Y en el tercero, ya cansados, se agarraron, marraron, pero se brindaron. Sebastián Ugón seguía firme en pelea, ya con mejores sensaciones. Ayrton, cuando encontraba respiro, aceleraba a fondo la derecha, pero encontraba aire. Ya los dos parecían ahogados. Pelea entretenida que le servirá y mucho a los dos debutantes para crecer.
Al cabo de los tres asaltos se observó una superioridad del pupilo del profesor Danilo Méndez. Conectando golpes con mayor factura y cantidad. Ante un Ugon que siempre estuvo en pelea, y que respondió cuando tuvo la ocasión. Me tiento a decir que ganaron los dos. Resultado: ganador Ayrton Sena por Decisión Unánime. Arbitro: «Pantera» Molina.
Finalmente, Ayrton debuto, fue «el sueño del pibe». El orgullo del Concordia Boxing Club, entidad que empezó con un grupo de amigos en el Polifuncional, pero que tras la pandemia se quedaron sin un recinto para entrenar. Luego consiguieron espacio nuevo, en el Temperley, y personería jurídica. Y con el tiempo, ese pequeño espacio se transformó en un refugio: un lugar donde cada golpe y round es adrenalina, y cada abrazo después del sparring vale más que una victoria.
Club joven, pero construido sobre una base sólida: la amistad y el compañerismo como identidad, que contiene tantos muchachos comprometidos, con sentido de pertenencia, y que se identifican con el proyecto.
Ahí nadie entrena solo; se progresa entre todos, y cada nuevo integrante se suma a una familia. Su historia no se cuenta con medallas o peleas ganadas, sino con vínculos que perduran, risas compartidas y el orgullo de saber que, pase lo que pase, la pelean todos juntos.
Federico Muller
