La gente practica mucho el Boxeo. ¿A qué van? ¿Qué buscan? ¿Qué necesitan? ¿Por qué todos quieren probar este violento y apasionante deporte? Puede que haya tantas causas como boxeadores en la ciudad. Digamos que hay cientos de motivos.
Yo hice muchos años aerobox, con Mario Legarreta en el Gimnasio Atenas. Disciplina que consistía en boxear con mancuernas al compás de la música. Súper divertido y aeróbico. Casi como salir a bailar pero ejercitando más el físico. Y en Buenos Aires boxeo puro y duro, inspirado en la serie «Campeones», que encandilaba a todos a finales de los noventa.
Muchos entran en el gimnasio para practicar un deporte apasionante, tonificar el cuerpo, hacer amistades, ganar seguridad en la vía pública, como elemento de defensa personal, para competir en torneos y soñar en grande, porque están mejor ahí que en sus casas, que en las plazas, y hasta que en sus trabajos… Y para sentirse mejor y lucir mejor. Cada uno tiene sus razones.
«La Ley del Deporte» seleccionó y ordenó diez muy buenas razones para estar en un gimnasio de boxeo. Puede ser un gimnasio público o privado. Uno competitivo o uno solamente recreativo. Acá están, estas son, las diez razones nominadas:
- Mejoras tus habilidades motoras. Tenés equilibrio, coordinación y ganás en agilidad en todo tu cuerpo. Te movés con más gracia y facilidad. Mejor mecánica. Caminas la calle “en victoria”. El cuerpo no será una cruz atada al cogote como cuando no haces nada.
- Ayuda a tener un cuerpo definido. Trabajas todos tus músculos. Tren superior e inferior. Con el tiempo aparecen “marcas talladas a mano”, que harán que veas que el trabajo duro está dando sus hermosos frutos y tu autoestima seguramente crecerá.
- Ayuda a combatir la ansiedad, el estrés y la depresión. Es una “válvula de escape natural” para la presión que a veces sentimos en el cuerpo y en la marola. Con una hora de gimnasio (el 4 % de tu día), vas a estar “con la guardia en alto” para resistir los conflictos personales y laborales. Que fluyan los problemas. Te incrementa la tolerancia para atravesar momentos difíciles, y sentís tranquilidad y lucidez mental para solucionar momentos tensos. Muchos psicólogos recomiendan pegarle a las almohadas y colchones para bajar el sentimiento de bronca, de ira, u odio mientras expresas tus sentimientos.
- Aprendes defensa personal. Ojalá no la necesites. Pero te pueden querer robar hasta “la esperanza”. Y si estás fuerte y musculoso, quizás los “los pungas” se desalienten y no te quieran pegar, y ultrajar. O, Dios no quiera y el diablo tampoco, violar. Y si se da, vas a poder defenderte de los “pandilleros” en condiciones físicas y técnicas superiores. No hay que buscar pelear. Hablamos de defenderse si otra no queda…
- Cada nuevo desafío en el gimnasio será “tu batalla”. Eso te ayuda a mantenerte motivado, y con un nuevo “monte a conquistar”. Y a medida que vayas logrando objetivos, tu fuerza física y mental irá haciéndose más sólida. ¡Te desarrolla hábitos en dirección a tus metas!
- Es excelente para los órganos del cuerpo. Ayuda a reducir la hipertensión arterial, disminuye el colesterol, mejora el funcionamiento del corazón, y retarda los efectos del envejecimiento. El entrenamiento mejora todo tu organismo. Las peleas son otra cosa. Una vez que «suena la campana», ya la cosa es más brava y no tan sana…
- Gastas las energías almacenadas en el cuerpo. Y por ende bajas de peso y perdés las calorías que te sobran.
- Estás más lindo y feliz. En buenas formas. Quien no quiere tener una apariencia sexy. No poder atarte los cordones de gordo que estas es triste, y se te cae la autoestima al piso.
- Te requiere una sana alimentación. Un peso apropiado. Tenés que encajar en tu categoría. Ganarle a la balanza. La nutrición responsable es uno de los pilares de este deporte. Cuando percibís la baja de tu peso vas a experimentar una sensación de bienestar y de logro altamente estimulante.
- Es un deporte accesible para todos. Es el más democrático de todos. Pobres y ricos pueden a probar. Hay gimnasios donde no tenés que pagar, solo necesitas las manos y la pasión. Sin excusas deberías experimentar.
En un gimnasio de boxeo encontrarás maestros históricos del pugilismo y de la vida. ¡Que te quieren, contienen, aconsejan, cuentan historias fantásticas, y están recibidos en la universidad del afecto y el hablar! ¿Que más vas a necesitar?
LA LEY DEL DEPORTE